El precio del autismo





Domingo, 12 de octubre de 2008





En estas semanas he estado pensando en el tema de la amistad, en lo importante que son los amigos para disfrutar de la vida y superar los problemas.


Actualmente sólo cuento con el ánimo y el apoyo de unos pocos amigos virtuales, ya no tengo la compañía cercana de otro ser humano ajeno a mi familia; conozco a muchas personas e interactúo con ellas a diario, pero no he conseguido edificar una relación de amistad.

En parte se debe a la dificultad que tengo con el TOC, problema que me ha mantenido atrapado en otro mundo y en un estado de reclusión mental, pero también se debe a que no he logrado encontrar personas con las que exista compatibilidad.


La mayor parte de mis conocidos son personas con pensamientos muy primitivos, estilos de vida convencionales e intereses que me resultan aburridos. Soy una persona muy abierta, acepto y respeto la ideología de los demás, pero también poseo una mayor preferencia por las personas muy inteligentes, con modos de vida no convencionales, y con amplios y fascinantes objetivos. Este tipo de personas es mi grupo favorito, y es el que me resulta más interesante.


La amistad con el Señor H. llegó a su fin hace tiempo, fue la mejor decisión que tomé, y desde esa época he permanecido atento a construir un vínculo de amistad tan pronto vea la oportunidad. A las personas las analizo con detenimiento, pues me gusta confiar en los demás y para ello debo ser cauteloso. Creo firmemente en la amistad y en el amor, creo en las personas, independientemente de que jamás haya tenido amigos verdaderos.


Me gustaría tener muchos amigos y espero lograr esa meta pronto. Por ahora, estoy acostumbrado a la soledad, ya no me desespera como antes, ya no me agobia tanto, en este momento puedo permanecer tranquilo en ese estado. 

La soledad de la que hablo es aquella en que no tienes a alguien con quien compartir tu vida de una manera profunda. Ese estado emocional en que observas que no tienes ocasión para expresar tus sentimientos genuinos, regalar confidencias, compartir actividades gratas y revelar tu verdadera esencia.

Esta soledad siempre resulta dolorosa, pues aunque te veas acompañado, en la práctica, sientes que no tienes una verdadera conexión humana. Yo vivo así, soy feliz porque existo, pero no veo en esa soledad un estado ideal y tengo miedo de volverme un ser insensible e indiferente a las situaciones humanas ajenas a mis intereses, pues cuanto más desconectado esté de los otros seres humanos, más me deshumanizaré.


La amistad añorada es la de los adolescentes, esa representa la solución a la realidad de mis vacíos de vida, es algo que necesito para resolver todos los problemas emocionales. Sin embargo, la amistad con los demás varones también es muy apetecible, me hace feliz la idea de tener un grupo de amigos.

Tratar con mujeres es complejo, ellas siempre tienden a ver la relación con un hombre en clave de "pareja", "noviazgo", "romance"; ellas no ofrecen la amistad que me resulta atractiva: la amistad normal, esa que sólo se puede vivir con otras personas de tu mismo género.


Debo admitir que no sé cómo cambiar mi situación actual, se me agotaron las ideas, y nada que logro encontrar un grupo de personas del que pueda extraer los amigos que necesito. Estoy trabajando en destrabar mi mecanismo creador, pues él es la respuesta a todo lo que estoy necesitando en este campo y en lo demás que me resulta conflictivo.




Avanzo lentamente en la resolución de la obsesión lavado-VIH, he tenido caídas y momentos de paz, siento que la prognosis es favorable, sueño con que llegue el día en el que el TOC desaparezca completamente de mi vida.

Estoy contactando con otras personas con TOC, es muy grato conocer a gente que también está luchando la misma guerra; estoy trabajando con varios de ellos, intercambiando experiencias, brindando asesoría, apoyándonos y colaborándonos en los procesos terapéuticos. Me ha sido de enorme ayuda ver mi problema en la vida de otros desde esa visión de tercera persona. Siento que el futuro me depara gratas sorpresas.




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