Prevalencia y máxima activación del Trastorno Obsesivo Compulsivo
Domingo, 01 de febrero de 2009
Me atrasé
un poco con las fichas debido a que he tenido muchas ocupaciones en estas
semanas, principalmente he estado definiendo con más claridad mis metas a corto,
mediano y lago plazo, y el proceso a seguir para conquistarlas en el tiempo
establecido.
También mi
trabajo, estudio y otras actividades me tienen corto de tiempo. He procurado
ponerme al día, confío en que en este mes terminaré el documento 4 y
5.
Estas semanas que han transcurrido desde mi
última actualización del cuaderno no se han caracterizado por novedades o
eventos específicos del marco de nuevas experiencias excitantes. Han sido
semanas de trabajo y monotonía, pero muy gratificantes debido a que he ordenado
mejor mis ideas y fijado los objetivos a los que es necesario apuntar desde
ya.
El tratamiento del TOC sigue en viento en
popa, con las dificultades normales del caso. Esta semana sucedió un
acontecimiento que me permitió corroborar mi teoría de la prevalencia y
activación máxima del TOC ante situaciones de riesgo moderado en cuestiones de
salud que involucren sangre.
Tuve que ir al
dentista para una revisión odontológica, y en ese lugar se activó el patrón
neurológico del TOC en su máxima expresión de antaño, como en aquellos meses
cuando la obsesión del VIH-lavado ocupaba la casi totalidad de mi actividad
cerebral.
Tuve que esperar un rato al odontólogo, y
aproveché para hacerme una profilaxis (limpieza), lo pensé muy bien, pero me
decidí, el problema fue que no pude percatarme si la auxiliar encargada de hacer
ese trabajo se había cambiado los guantes, pues minutos antes había estado
realizando el mismo trabajo a otro
paciente.
Así que comenzó la duda, y pues, los hechos
mostraban que iba a usar conmigo los mismos guantes sucios, pues cuando me
atendió, llenó la planilla y demás datos con los guantes puestos, y cuando pasé
a la silla no se los quitó, me hizo la profilaxis con esos guantes, y yo comencé
a padecer todo tipo de angustias, miedos abrumadores y ansiedad
descontrolada.
Lo que me dolió
más fue el hecho de no exigirle a esa señora que se cambiara los guantes, pues
aunque me hubiese dicho que estaban limpios yo jamás le hubiera creído..., por
vergüenza y cobardía no le hice la exigencia, me faltaban fuerzas para imponerme
pues ya el TOC me tenía todo descontrolado... y cuando salí del consultorio
entré nuevamente al infierno de la duda, la migraña y la tensión psíquica
extrema cayendo en los viejos impulsos compulsivos de repetición-rumiación
mental, buscando a toda costa evaluar el riesgo en aquel acontecimiento, y sin
poder parar de pensar en lo mismo.
Estuve todo el
resto del día evaluando una y otra vez la situación, y llegando a la misma
conclusión: "el peligro es existente y real, el contacto sanguíneo de los
guantes obedece a pequeñas gotas que en un lapso de minutos se evaporan (esas
que salpican los guantes procedentes de las encías), así como los restos de
comida que se secan también en minutos (los restos de comida que se extraen con
la seda dental) y pueden deslizarse fácilmente de la superficie plástica, por lo
tanto no hay riesgo elevado de contagio por VIH, y las bacterias presentes no
son mortales".
Como es lógico de
suponer este tipo de pensamientos, imágenes y sensaciones no se disipan, y
cuanto más se les preste atención más fuertes se hacen, realmente no pude hacer
nada con esto, me sentía vencido, y me molestaba terriblemente mi cobardía, pues
si hubiese sido más enérgico a la hora de confrontar a la auxiliar me hubiese
evitado este episodio.
Sin lugar a dudas
que aún no cuento con un mecanismo defensivo para este factor activador y
maximizador del TOC, definitivamente no se como lidiar con eventos inesperados
en lo que exista sangre de otras personas y en los cuales me halle sin las
debidas medidas de protección, como por ejemplo, si he de auxiliar a un herido,
y en el acto, me salpica a los ojos sangre de éste, o si he de contenerle una
cortadura y no pueda disponer en ese momento de guantes... realmente no se que
hacer en esos casos... siento que me volvería loco... es una situación muy
comprometedora, muy difícil.
Como solución solo
me queda aceptar el hecho de que salvar vidas tiene anexo el riesgo de perder la
propia vida, aunque sinceramente yo dudo mucho que en algún momento de mi
existencia logre aceptar la muerte o el hecho de dejar de
existir.
Este es el aspecto
más difícil de resolver de mi TOC, yo he procurado estar muy atento a evitar
involucrarme en ese tipo de situaciones, se que es una conducta de evitación
pasiva, pero prefiero mantenerme al margen de todo eso con tal de continuar vivo
y tranquilo.
Debido a este
acontecimiento, fui presa de multitud de pensamientos sexuales, la colección de
imágenes de mi antiguo vicio se hizo presente, al igual que esos deseos... como
consecuencia, y como respuesta automática a la ira que me produce el malestar
del TOC en ese nivel de intensidad me puse aburridamente a ver porno y "manuelear" un rato.
Llevaba tiempo de no hacerlo, así que me di un
permiso, y aproveché de paso para apreciar que tanto he
evolucionado.
Los pensamientos
homosexuales, los deseos de ver porno y la masturbación las trato como hago con
cualquier otra obsesión, simplemente no lucho contra ellas y permito que se
esfumen por si mismas luego de un rato, mientras me enfoco en actividades
placenteras y en pensamientos orientados a eliminar los engramas negativos y a
dar vida a otros nuevos y más edificantes senderos neurológicos.
Veo que soy muy maduro al carecer de
sentimientos de dramatización y autocompasión por realizar este tipo de actos,
me tomo la caída con calma, tampoco magnifico su importancia.
Esta vez noté que la tensión psíquica extrema
hace que todas mis defensas se hagan vulnerables sumadas al factor "facilidad
para acceder a pornografía", anteriormente rechacé completamente la masturbación
porque a causa de la obsesión VIH le tomé un miedo atroz a mis propios fluidos,
ahora que no tengo ese miedo es más fácil ceder, pero como me liberé de la
adicción, ya no soy presa fácil de ese tipo de
deseos.
La masturbación siempre me ha desagradado,
nunca he sido realmente esclavo de ese vicio sexual, con la pornografía he sido
más flexible, y es entendible dado el muchísimo tiempo que duró mi adicción
extrema.
Hace meses le perdí interés al porno y dejó de
ser una víctima fácil, pues aunque le viese con cierto positivismo me resultaba
aburrida, además que mis razones para no ver porno son muy importantes: no
colaboraré con el lobby gay, no seré una bestia involucionada y es importante
que no acceda a esos contenidos para matar de hambre la obsesión homosexual que
se alimenta de esos mensajes
inconscientes.
Hace poco leí una
importante noticia en los diarios que hablaba sobre el descubrimiento que
hicieron científicos británicos respecto a la asociación entre elevada actividad
sexual y cáncer de próstata. Afirmaban que los hombres que practican la
masturbación con frecuencia y/o tienen una vida sexualmenmte activa desarrollan
ese tipo de cáncer.
Esto confirma que
el uso inapropiado de la facultad sexual ajeno a su fin procreador conlleva a
daños en el organismo, y es un motivo más para abstenerse de placeres
sexuales.
También he vuelto
a reanudar mi amistad con Herbert (el señor H.), quien siempre fue mi mejor
amigo, nos habíamos distanciado, o mejor dicho, yo me distancié, porque me sentí
ultrajado y minusvalorado, y me empeñé en no buscar un camino para limar las
asperezas. Estaba dispuesto a olvidar tantas cosas que compartimos juntos por
más de una década, simplemente por orgullo y autosuficiencia emocional.
Él me buscó muchas veces y yo no lo atendí,
luego de un tiempo también le entró el orgullo y nos dejamos de hablar, pero en
las últimas semanas yo estaba experimentando nostalgia, y lo echaba de menos...
así que decidí responder a la próxima llamada... y nos volvimos a ver, y estoy
muy contento de tenerlo otra vez en mi vida, él ha sido el único amigo que me
conoce profundamente y que sabe todo de mi, al igual que yo también se todo de
él.
El problema surgió debido a mi falsa
autocreencia sobre la amistad, en la que siempre he pensado incorrectamente que
los amigos tienen que ser los mejores y apoyarte en todo, darte ánimo y ayudarte
a resolver los problemas renunciando si es necesario a sus propios intereses, lo
cual es sin duda una creencia muy infantil y poco práctica, pues nadie es
perfecto, y los amigos no siempre tienen que necesariamente apoyarnos en todo,
aparte que ellos también tienen defectos y quizá problemas psicológicos que les
llevan a actuar de maneras poco correctas y no necesariamente maliciosas.
Mi di cuenta de este supuesto personal debido
a que en mis pensamientos automáticos está presente a menudo la distorsión
cognitiva llamada "pensamiento dicotómico" que es tender a ver las cosas con
cierto extremismo: "o están conmigo o están contra
mí".
Parando el poder de la distorsión a través de
mejores interpretaciones respecto a los demás en clave de comprensión humana
puedo modificar mi autocreencia negativa, dándome la oportunidad de experimentar
los efectos de una creencia más adecuada y
útil.
Estaré atento en cuidar y alimentar esta
importante amistad, y en procurar madurar más en todo
momento.
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