LA OBSESIÓN DE LA CULPA





Lunes, 16 de marzo de 2009




Tengo grandes expectativas con el documento 6, estoy seguro que me arrojará mucha luz respecto a problemas que aún no he logrado interpretar en toda su extensión.


Ahora que he confirmado que no tengo AMS puedo organizar de una forma más apropiada mi tratamiento y las herramientas suministradas por Cohen.



Cierta noche de la semana pasada en que estaba en casa de una amiga tuve que enfrentar una situación que desató la fuerza del TOC, tal y como la experimenté aquella vez que estuve en el dentista.


Mi amiga tiene un hermano alcohólico y mujeriego al que le gusta hacer todo tipo de espectáculos bochornosos cuando se halla en estado de embriaguez. Cuando no está borracho gusta de permanecer en ropa interior dentro de la casa y se la pasa rascándose y tocándose los genitales, lo cual me resulta bastante repugnante. Siempre me pareció sospechoso todo eso y perfectamente intuía que portaba alguna ETS no tratada.


La semana pasada estuve visitando a mi amiga, ella normalmente me invita a quedarme, así que en dicha noche pernocté en su casa; y esa noche llegó su hermano terriblemente borracho, realmente nos pareció una proeza que hubiese logrado llegar en ese estado. Acto seguido se puso a insultarnos y a comportarse agresivamente, más a causa de la gran cantidad de licor ingerido apenas conseguía balbucear y mantenerse en pie, así que me fue muy sencillo someterlo.

Noté que estaba severamente intoxicado y le preparé una medicina para que expulsara la mayor cantidad posible de alcohol; mientras me encargaba de esto, sus hermanas lo controlaban con música. Cuando le suministré el medicamento vomitó a chorros y convirtió la casa en una porqueriza.

Al rato, su condición mejoró, sin embargo, aún tenía mucho alcohol en su cuerpo, e ingresó a la fase depresiva, así que estalló en llanto y en lamentos de bebé, y tuvimos que detenerlo para que no se arrojara por el balcón.

Después se quitó la ropa y quedó completamente desnudo, y se arrojó al piso arrastrándose como una lombriz, y ejecutando movimientos propios de la "danza del cangrejo". De a poco se fue calmando, y mi amiga logró inducirle al sueño. Cuando la hermana se dispuso a taparle la desnudez me llamó para que observara un salpullido que tenía en el pene, y al verlo de cerca y con detenimiento me di cuenta que se trataba de herpes simple.


A la mañana siguiente le dije que visitara la clínica e iniciará el tratamiento, y también le recomendé realizarse una prueba de VIH, le impelé a tratar esta condición cuanto antes para evitar complicaciones, no pareció sorprenderse ni musitó palabra alguna. Le indiqué que se trataba de un problema delicado que requería atención inmediata; parecía un poco avergonzado.



La semana pasada entré en shock cuando noté que tocaba uno de los alimentos de mi cena con una de sus manos, recordé de inmediato que gusta de rascar sus genitales infectados con herpes, además tengo el presentimiento que tiene VIH. No supe en donde quedé y cometí el error de comer ese alimento. La verdad esto último que hice fue lo que más me afectó, de nuevo me sentí estúpido y cobarde. Y esto fue más que suficiente para enloquecerme por varios días a causa de las obsesiones-compulsiones.


Debí haber botado ese alimento, pero no quise hacerlo, porque no quise parecer grosero, pero luego me arrepentí terriblemente.


Pasé días con la mente copada en ese asunto evaluando una y otra vez, sin poder parar, la probabilidad de infección; realmente la pasé terrible, incluso tuve que ver porno para calmarme un poco.

Al final, determiné que pudo no tener sangrado ese día, o las pústulas no estallaron, o no se rascó en esa ocasión, o el líquido se evaporó antes de tocar los alimentos... pensé en todas las posibilidades y me aferré a la idea de la probabilidad mínima, pero no obtuve tranquilidad.


Fue hasta este viernes en la noche en que descubrí algo muy importante que le ha dado un nuevo giro a todas las cosas. DESCUBRÍ LA ESENCIA DEL TOC, la madre de todas las obsesiones, el supuesto personal motor de todo el trastorno, el aspecto psicológico fundamental de la enfermedad: LOS SENTIMIENTOS DE CULPA.

Descubrí que en todas las obsesiones, salvo la sexual, existe un marcado sentimiento de culpa, incluso no existen las otras obsesiones, son tan solo disfraces de la única obsesión existente, LA OBSESIÓN DE LA CULPA.

Me he percatado que eliminando esta obsesión, las demás, se cancelan automáticamente, pues este es el esquema cognitivo que ha creado la enfermedad. Así que gracias a este descubrimiento logré parar el sufrimiento agobiante que me persiguió toda la semana debido a lo que el hermano de mi amiga hizo.

Decidí jamás volver a sentir culpa por acciones no intencionales en detrimento propio o de los demás, incluso también por acciones "negativas" intencionales. Decidí jamás volver a ser un esclavo.

A partir de este viernes en la noche comprendí hacia donde tengo que enfocar el tratamiento. He aceptado la idea de ser infectado por VIH accidentalmente en circunstancias como esa que describí, sin sentir el menor asomo de culpa por ello; incluso acepté la idea que si tuviese VIH no me sentiría culpable si infectara accidentalmente a otra persona.

En el fondo se que estas posibilidades de infección son muy remotas, pero mi cerebro es incapaz de aceptarlo ya que la región encargada de hacer esto no funciona bien, así que siguiendo el juego, he decidido responder de la misma manera, aceptando la peor de las posibilidades.



En mi conciencia se que sólo existen 3 formas indiscutibles de infectarse con VIH:

  • Teniendo relaciones sexuales orales, vaginales y anales con o sin condón (el mito del condón infalible ya se cayó entre la comunidad de personas inteligentes).
  • Transfusiones sanguíneas poco fiables y sin controles hospitalarios estrictos, o realizadas en instituciones de baja reputación. Uso de jeringas desechables para la administración de drogas psicotróficas.
  • Contacto directo con sangre, semen, fluidos vaginales, leche materna a través de la boca, los ojos o heridas abiertas. Los besos apasionados son peligrosos.



Ahora mi meta es liberarme de cualquier sentimiento de culpa, y voy a continuar empleando la técnica de la DESENSIBILIZACIÓN SISTEMÁTICA que conceptualizó Catarina. 

Sin embargo, mi verdadera meta consiste en nunca más volver a experimentar sentimientos de culpa ni remordimientos, eso no significa que me vaya a convertir en psicópata, sólo que esta espantosa obsesión me quitó muchos años de mi vida y debe morir para siempre, así que procuraré hacer que desaparezca eliminando las raíces de lo distorsionadamente aprendido en mi niñez. Aún no se mucho, pero será cuestión de tiempo descubrir el camino para lograr este objetivo.

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