Historias de personas homosexuales: CHRISTIAN


Martes, 28 de abril de 2009




FICHA 6. 5





1. TEMA DE LA FICHA: COMPRENDER Y SANAR LA HOMOSEXUALIDAD




2. OBJETIVOS A CONSEGUIR:



a. Conocer las diferentes etapas de la terapia
b. Contrastar estas etapas con el proceso personal





3. DOCUMENTO A TRABAJAR:







CAPÍTULOS: Christian



 Era julio de 1995 y había llegado al final de un camino muy largo. Yo era gay, homosexual. Era el momento de terminar con la comedia que había interpretado durante cuarenta y cuatro años. Era un secreto oscuro que había ocultado a todo el mundo. El sentimiento de la homosexualidad había influido en todos los aspectos de mi vida y ya no podía soportar más el terrible dolor que me producía. En apariencia lo tenía todo. Un buen trabajo y una vida social. Gozaba de un nivel de vida acomodado. Llevaba más de veinte años casado con una mujer guapa, fiel, cariñosa, y tenía los mejores hijos que un padre puede desear. Sin embargo, cada vez me sentía más aprisionado por ser un homosexual que pretendía ser heterosexual en un mundo heterosexual al que no pertenecía. Era el momento de declarar mi homosexualidad.


            Mi infancia discurrió en los años 50 y a finales de los 60 fui a la universidad. A mí no me tocó el comienzo de la aceptación de la “salida del armario” de los gays, que vendría en los años 70. Mientras fui niño, adolescente y estudiante universitario, no había nadie a quien públicamente se le pudiera pedir apoyo. “Maricas” y “maricones” era la única terminología que yo conocía, y sentía que encajaba en el molde. De niño y de joven adulto estaba demasiado asustado como para admitir que era “marica”. Pensaba que si actuaba como heterosexual quizá todo aquello pasaría. La mayoría no aceptaba la homosexualidad; era claramente un tabú.

            Con los años 70  me llegó un torrente de información sobre hombre y mujeres fuertes, abiertamente homosexuales. El bombardeo de los medios de comunicación y el mundo cambiante me decían: “¡Oye, eres homosexual y está bien!”. Sin embargo, para mí no estaba bien. Ansiaba formar parte de la escena gay, pero al mismo tiempo deseaba que desaparecieran mis sentimientos sexuales hacia los hombres. Estaba molesto y celoso de los gays porque me sentía solo, aislado y lejos de poder identificarme con los homosexuales ni con los heterosexuales.

            Hasta comienzo de los años 80, sólo fui una vez a pedir ayuda a un consejero para superar mi “depresión”. Me dijo que yo era un homosexual latente y que, probablemente, para “curarme” tendría que romper mi compromiso y mirar fotografías de mujeres desnudas. No hace falta que diga que no acepté su consejo e hice como si aquella consulta nunca hubiera tenido lugar.

            A comienzo de los 80 era como un volcán a punto de explotar. Nunca había tenido una relación sexual con un hombre. Tenía muchas fantasías y sueños, pero nunca encuentros físicos. El teatro se había convertido en el modo de rodearme de hombres gays. Fue después de una función de teatro cuando le confesé a un amigo gay que me sentía sexualmente atraído por los hombres. Poco después de esta confesión, me invitó a su apartamento, donde me inició en el sexo homosexual. Fue como si me quitara de encima treinta años de peso muerto. Pronto conocí a otros que también estaban más que deseando tener relaciones sexuales con el recién llegado al grupo. Pensé estar en el cielo, pero aquello se convirtió rápidamente en un infierno. Me sentía vacío, solo, asustado, falso, culpable, sucio y sobre todo, embarcado en una dirección que no deseaba.

            Vivía una doble vida. Le confesé a mi esposa que era gay. No lo aceptó. Ella sabía que yo no era homosexual, pero no era capaz de ayudarme. Un psicólogo heterosexual trató de ayudarme, pero no tenía las claves necesarias. Él sabía que yo quería seguir casado, pero no sabía cómo ayudarme. Leí algunos libros y me convencí de que el problema era genético y nada más. Dejé de ir al psicólogo y mi esposa y yo hicimos como si el problema hubiera desparecido. Me odiaba a mí mismo.

            Pocos años después, a mediados de los 80, había dejado de mantener relaciones homosexuales. Sin embargo, mi vida sexual y la de mi esposa eran una ruina. Odiaba el sexo con mi mujer. No era el mejor contexto para alcanzar la felicidad conyugal. Mi mujer me mandó a una reunión new age con un “gurú”, que iba a expulsar de mí la homosexualidad. Estaba desesperado y asustado, de modo que fui. Fue horrible. Me preguntaba si aquel hombre no sería un demonio que quería succionar mi alma. Me intimidó y me humilló ante cientos de sus seguidores. Les dijo que yo era el demonio y que me dieran la espalda y se alejasen de mí. Abandoné aquel lugar convencido de que cualquier esperanza de librarme de la homosexualidad era ilusoria. De nuevo comencé a tener periódicamente relaciones sexuales con hombres. Se convirtió en una adicción y en una solución efímera. Podían pasar meses sin que tuviera contactos sexuales con hombres, pero si me sucedía algo estresante, huía hacia un encuentro homosexual. Me daba cuenta de que estaba buscando al hombre perfecto y creía que si lo encontraba, él sería lo suficientemente fuerte y me amaría lo bastante como para sacarme del mundo heterosexual. Entonces estaría seguro, gozoso y sería amado. Con el paso de los años me di cuenta de que se trataba de una fantasía que nunca se haría realidad.

            Situémonos ahora de nuevo en julio de 1995. Mi ansiedad estaba a punto de explotar. Con profundo pesar, había comenzado a visitar a un consejero que ayudaba a los homosexuales a dar el paso desde el matrimonio hasta la comunidad gay. Estaba completamente deprimido, pero no veía otra salida por el bien de mi esposa y por mi propia supervivencia. Al mismo tiempo, mi mujer se presentó con un libro escrito por Richard Cohen titulado Alfie´s Home. Hacía unos meses que ella había visto a Richard en la televisión, en el Ricky Lake Show. En aquel programa, Richard decía que podía hacer pasar a un hombre de la homosexualidad a la heterosexualidad. Yo estaba furioso y era muy escéptico. Había decidido no acudir a más “gurús” chiflados. Eran basura. Pero mi mujer me dio entonces el mejor ultimátum de mi vida: “O vas a ver a Richard, o te marcha de aquí y nos divorciamos”. La quería lo suficiente como para intentarlo una vez más, pero sentía que era otra vía sin salida.

            Era totalmente escéptico. Con cuarenta y cuatro años, era demasiado viejo para cambiar. No existían los “polvos” mágicos. Estaba firmemente convencido de la teoría genética. Ni mis encuentros infantiles ni  mis padres tenían nada que ver con la homosexualidad que yo sentía. La terapia de Richard no iba a funcionar.

            ¡Ojalá pudiera transmitir los sentimientos viscerales que sentía! Cuando empecé la primera sesión de terapia con Richard, yo era un individuo oscuro y roto. Construir una relación de confianza con él fue para mí la clave para empezar a abrir la puerta de la curación.

            Poder expresar mis auténticos sentimientos a alguien que me escuchaba de verdad fue un primer paso importante. Él ya había recorrido el camino, de modo que podía aceptar que con él había funcionado. Su ejemplo vital me dio la esperanza de que la curación era posible. Tenía claro que quería cambiar, por eso decidí seguir el camino, paso a paso.

            Comencé descubriendo que una serie de factores habían contribuido  especialmente a mis sentimientos homo emocionales. Saber que la atracción que sentía hacia los de mi mismo sexo era la suma de dichos factores clave fue importante. Desde mi punto de vista, mi infancia había sido perfecta. Mis padres me habían dado una casa bonita, ropas, comidas, viajes y amigos. Fue increíble darme cuenta de que mis padres no habían sido expresivos ni con el contacto físico ni con sus afirmaciones verbales. No recordaba a ninguno de mis padres diciéndome que me querían. Tenía un solo recuerdo de mi madre abrazándome. Mi padre nunca me abrazó. Me di cuenta del daño que aquello me había hecho. No recordaba ni en la infancia ni desde entonces hasta hoy que mis padres me hubieran tocado de forma sana. Sí recuerdo claramente que, siendo un jovencito, imaginaba a los amigos de mi padre cogiéndome y que tenía fantasías sexuales con ellos. Nadie me había tocado de una forma sana.

            Creía que el único momento para tocarse era el de las relaciones sexuales, de modo que si alguien me tocaba lo interpretaba como si fuera una insinuación sexual. En la terapia, las sesiones con un mentor en las que los hombres y mujeres me abrazaban con confianza supusieron el mayor avance en mi curación. Me sentía como un niño pequeño amado de una manera adecuada por sus padres. Rápidamente descubrí que podía ser tocado de forma sana. Me dí cuenta de que había estado buscando un contacto enfermizo con otros hombres. Sólo quería que me tocaran y para conseguirlo tenía relaciones sexuales.

            Trabajar la memoria del niño interior fue también un factor clave en mi transformación. Cuando Richard me pidió que hiciera dibujos con mi mano no dominante y que pusiera por escrito mis sentimientos y experiencias, pensé que era una tarea disparatada y estúpida. Sin embargo, enseguida tuve recuerdos claros de mi infancia. Puse por escrito cómo me había dejado tocar de forma inadecuada por un pariente y cómo abusaron sexualmente de mí unos quinceañeros que me cuidaban y me sacaban a pasear. Esto me ayudó a ir eliminando algunas “capas” de lo que yo había interpretado como “ser gay”.

            Las sesiones en grupo con gente que estaba intentando curarse supusieron un gran apoyo. Tener un grupo de apoyo e individuos a los que podía contar todo lo que necesitaba decir fue otra de las claves de mi curación. Podía contar cómo estaba mejorando o que estaba pasando por un mal momento y que me sentía como si representara un papel. Podía también decirles que me sentía sexualmente atraído por ellos y discutir por qué tenía esos sentimientos y cómo resolverlos.

            Mi mentor y gran amigo está muy seguro de su heterosexualidad. Juntos hablamos de todo. Me apoya como mentor y vamos al gimnasio, jugamos al tenis, quedamos a comer o simplemente para pasar el rato. Disfrutando de nuestra amistad heterosexual me siento totalmente cómodo.

            La terapia de masaje me ayudó verdaderamente a aceptar los tocamientos apropiados. Con la presión profunda en mis músculos sentía como si mi cuerpo estuviera pasando desde los tocamientos sexuales hasta la aceptación de los tocamientos normales, saludables.

            En julio de 1995 comencé la terapia que cambió mi vida. Durante algo menos de dos años acudí a terapia individual, hasta dos veces por semana. Durante el mismo tiempo formaba parte de un grupo de apoyo. Al final de este periodo, estaba viviendo una vida maravillosa y productiva con mi mujer, mis hijos y mis amigos. Tenía y tengo los instrumentos necesarios para continuar creciendo como el hombre que soy. Mi oscuridad y mi ansiedad han desaparecido por completo. Disfruto verdaderamente de las relaciones sexuales con mi mujer. No tengo sentimientos homo emocionales hacia los hombres. No soy, ni nunca fui, gay. Tenía sentimientos adictivos homo emocionales hacia los hombres. Me siento fenomenal porque se me ha dado la oportunidad de elegir. Creo firmemente que tenía que elegir. Elegí cambiar, y es posible.

            Ya no me identifico con el hombre que era antes de julio de 1995. De eso hace ya una vida. Siento que he vuelto a nacer. Al principio de la terapia me sentía muy solo. Un amigo del grupo de apoyo me dijo: “Si piensas que estás solo, estás equivocado. Ya nunca estarás solo”. ¡ Tengo a Dios, a mi esposa, a mis dos hijos y grandes esperanzas en lo que la vida me depara cada día!.







4. ARTÍCULO FUNDAMENTAL A LEER PARA PROFUNDIZAR ESTE TEMA.



a. No hay.







5. PREGUNTAS A REFLEXIONAR, TRABAJAR Y RESPONDER EN EL CUADERNO DE TRABAJO EN TORNO A TODO LO LEÍDO:






a. Escribe las ideas fundamentales que has encontrado en este capítulo.



  • SI UN HOMBRE SE SIENTE ATRAÍDO POR OTRO HOMBRE ES PORQUE ESTÁ BUSCANDO AQUELLO QUE NO ENCUENTRA EN SÍ MISMO.BUSCA INCORPORAR UNA PARTE DE SU PSIQUE QUE LE FALTA O QUE HA PERDIDO. Cuando un hombre experimenta su masculinidad, se siente naturalmente atraído por su opuesto, por una mujer.

  • LA PERSONA HERIDA NECESITA RECUPERARSE EN CUATRO ÁREAS: INTELECTUAL, EMOCIONAL, FÍSICA Y ESPIRITUAL. Para que la curación tenga éxito, el individuo debe atender a cada una de estas cuatro áreas. En la terapia conversacional sólo se tratan algunos aspectos. Por ello, se utilizan distintas técnicas a lo largo de las cuatro etapas de la recuperación. El plan de tratamiento está diseñado para cubrir las necesidades específicas de cada etapa. Para desarrollar habilidades, solucionar problemas y para entrar en contacto con los propios pensamientos, sentimientos y necesidades se requieren unas tareas determinadas.

  • Quien trabaja con una persona que está dejando la homosexualidad ha de comprender:

    a. La naturaleza de la condición homosexual;
    b. Las cuatro etapas de la recuperación;
    c. La necesidad de realizar en cada etapa las tareas evolutivas correspondientes. Es en este punto donde cobran importancia las HERRAMIENTAS Y LAS TÉCNICAS TERAPÉUTICAS.

  • UN DESORDEN DE APEGO AL MISMO SEXO INDICA UN RETRASO EN EL DESARROLLO, QUE SE PARÓ EN ALGUNA ETAPA O ETAPAS DEL DESARROLLO PSICOSEXUAL, PSICOSOCIAL, PSICOESPIRITUAL Y PSICOLÓGICO.

  • Al estudiar la HISTORIA FAMILIAR, un aspecto que destaca es el DESAPEGO GENERACIONAL que existe entre los padres y los hijos del mismo sexo, por ejemplo la distancia entre el padre y los hijos y entre la madre y las hijas. Muchos de los pacientes varones tuvieron FIGURAS PATERNAS DÉBILES FRENTE A FIGURAS MATERNAS MUCHO MÁS FUERTES. ESTO HACE QUE EL VARÓN SE IDENTIFIQUE CON MUCHA MÁS FACILIDAD CON LO FEMENINO, CON EL SEXO MÁS FUERTE DEL SISTEMA FAMILIAR.

  • En las FANTASÍAS SEXUALES hay información muy valiosa, ya que LAS HERIDAS HOMO EMOCIONALES SE ESCONDEN DETRÁS DE FANTASÍAS HOMOSEXUALES. Por lo general hay una progresión en las fantasías. A veces comienzan simplemente mirando a hombres o a mujeres desnudos, y de ahí se pasa a la actividad sexual, primero viendo cómo lo hacen otros, después entrando uno mismo en escena. Por supuesto, las fantasías son distintas en cada individuo, dependiendo de sus necesidades específicas y de la intensidad del desapego de sus padres y de él mismo.

  • Algunos se sienten ATRAÍDOS POR HOMBRES MAYORES lo que manifiesta la NECESIDAD DE SER CUIDADOS POR ALGUIEN O DE BUSCAR UNA PROTECCIÓN PATERNAL. Algunos hombres y adolescentes se ven ATRAÍDOS POR COMPAÑEROS, BUSCANDO EN OTROS HOMBRES LO QUE SIENTEN QUE LES FALTA A ELLOS MISMOS. A la mayor parte les atraen los hombres musculosos, fuertes y seguros, todas las cualidades que ellos desearían tener. Algunos desean sentirse dominados, poseídos, cuidados o guiados por los hombres a quienes admiran.

  • A otros les gusta los CHICOS JÓVENES O ADOLESCENTES (efebofilia). Esto puede ser signo de varias cosas:
1. Un trauma a esa edad no resuelto;

2. Necesidades no cubiertas en esa etapa del desarrollo;
3. Alguna forma de abuso sufrida a esa edad (a menudo, un recuerdo reprimido o suprimido de abuso sexual).




  • Es importante darse cuenta de que las FANTASÍAS SEXUALES SON SIEMPRE LA TAPADERA DE NECESIDADES DE AMOR HOMO EMOCIONAL NO CUBIERTAS o el temor a la intimidad con alguien del sexo opuesto. También me he encontrado con que las fantasías sexuales pueden esconder la RABIA CONTENIDA contra uno o ambos padres, RABIA QUE EL NIÑO SE SIENTE INCAPAZ DE EXPRESAR y que DESPUÉS SE MANIFIESTA BAJO LA FORMA DE DESEOS SEXUALES.

  • Y, finalmente, también otros, de forma inconexa con su propia identidad de género, desean ver a hombres heterosexuales teniendo relaciones sexuales con mujeres. De este modo, ENCUENTRAN SU IDENTIDAD PERDIDA EN LOS HOMBRES QUE DESEARÍAN SER. Así pues, hay una gran variedad de fantasías sexuales. Es importante llegar a conocer las de cada caso con el máximo detalle posible para poder comprender las RAZONES PROFUNDAS QUE SE ESCONDEN TRAS EL DESORDEN DE ATRACCIÓN HACIA PERSONAS DEL MISMO SEXO.


b. Escribe con tu mano no dominante tus sentimientos y pensamientos en tu niñez


  • Viví feliz con mi mamá
  • Me gusta jugar y reír
  • Mi familia me ama
  • Quiero ser rico y fuerte
  • Tuve muchos amigos
  • Mi mamá me llevaba de paseo
  • No me gusta que me molesten
  • Mi mamá me engañó y se olvidó de mí.






c. El autor resalta la importancia de que cada persona tome responsablemente su proceso y que se entienda al terapeuta como ayuda y no como el salvador, ¿realmente te estás tomando en serio la terapia?



Completamente. Soy mi propio terapeuta, los logros que he conseguido hasta el día de hoy son producto de mi inteligencia, esfuerzo y trabajo sistemático.

Hay muchas personas a las que les estoy muy agradecido por sus aportes, investigaciones, palabras de aliento y brillantes opiniones, pero, ellos no son la fuente de mi éxito, la fuente de mi éxito soy yo mismo.


6. PROPUESTA DE EJERCICIOS PRÁCTICOS A REALIZAR PARA LLEVARLO A LA VIDA COTIDIANA. ESCRIBE LAS CONCLUSIONES DE ESTOS EJERCICIOS EN TU CUADERNO.






a. Realiza tu genograma: encontraras las indicaciones en este link:



http://www.myheritage.es/FP/Company/family-tree-builder.php?gclid=CNr0wo-Ej48CFRGCGgod8z6Qeg



El programa de genogramas "myheritage" es muy completo, y dado que explicita mi vida familiar no puedo publicarlo en el cuaderno por razones de confidencialidad.





b. Contesta las preguntas del Punto 2: La sesión inicial, relativas al genograma.



Respondí estas hace casi 3 años, dicha información se halla consignada en las primeras páginas del cuaderno.





-Describe, por favor, la relación entre tu padre y su padre, tu padre y su madre, tu padre y sus hermanos (si tiene alguno), y tu padre y cualquier otra persona importante durante su época de crecimiento.
-Describe la relación entre tus abuelos paternos, del pasado al presente.
-¿Dónde vivió la familia de tu padre? ¿Dónde creció tu padre?
-¿Cuáles son sus antecedentes étnicos? ¿Cuáles son sus antecedentes religiosos?
-Describe, por favor, la relación entre tu madre y su padre, tu madre y su madre, tu madre y sus hermanos y cualquier otra persona significativa durante su época de crecimiento.
-Describe la relación entre tus abuelos maternos, desde el pasado a la actualidad.
¿Dónde vivió la familia de tu madre? ¿Dónde creció ella?
-¿Cuáles son sus antecedentes étnicos? ¿Y sus antecedentes religiosos?
-Describe, por favor, cualquier cuestión o evento importante de la rama familiar materna o paterna como, por ejemplo, una experiencia de guerra, inmigración, abuso sexual, abuso físico, abuso emocional-mental, adicciones a las drogas, al alcohol, al sexo, adicciones al juego, desórdenes alimenticios, problemas sexuales, depresiones importantes, divorcio, suicidio, violación, asesinato, robo, abortos, homosexualidad, adopción, etc.




c. Contesta la segunda lista de preguntas del Punto 2: La sesión inicial relativas a las relaciones familiares directas.


Estas respuestas también se hallan en las primeras páginas del cuaderno y datan de 2006, sin embargo, la información de aquellos tiempos procede de impresiones preliminares respecto a mi problemática, por ejemplo, en aquella época no sabía que tenía TOC y pensaba que tenía AMS, también en ese año vivía en una atmósfera de delirios religiosos, entre otras cosas. En el punto siguiente aclararé un poco dichas cuestiones.



-Describe la relación con tu padre: desde los primeros recuerdos hasta el presente (las relaciones actuales).
-Describe la personalidad de tu padre: desde el pasado hasta hoy.
-Describe la educación de tu padre, su historial de trabajo y su historia religiosa.
-Describe la relación con tu madre: desde el pasado hasta el presente.
-Describe la personalidad de tu madre: desde el pasado hasta la actualidad.
-Describe la educación de tu madre, su historial laboral y religioso.
-Describe la relación entre tu padre y tu madre: desde el pasado hasta hoy.
-Describe la relación con tus hermanos y hermanas (si es que los tienes): desde el pasado hasta la actualidad.
-Describe las personalidades de tus hermanos y hermanas.
-Describe tu relación con cualquier otra persona, sea o no de tu familia, que haya sido importante para ti. Por ejemplo, tu abuela, abuelo, tío, primo, vecino, padrastro o madrastra.
-¿Cuál era tu papel en el sistema familiar? (p. e., héroe, simpático, payaso, rebelde, sustituto del esposo, niño mimado, guardián, solitario, chivo expiatorio, pacificador).
-Describe tu historia escolar, académica y socialmente, desde el pasado hasta el presente.
-Describe tu historia sexual, desde tus primeros recuerdos hasta el presente. Incluye todas las referencias al sexo y a la sexualidad, dentro o fuera de la familia. ¿Cuándo comenzaron los sentimientos y deseos homosexuales?
-Describe tus fantasías sexuales, desde el pasado hasta el presente, explicitando cómo han cambiado a lo largo del tiempo. ¿Qué actividades se realizan en ellas y en qué entorno?
- ¿Qué tipo de persona te atrae? ¿Cuáles son sus características: atributos físicos y rasgos psicológicos?
-Describe tu historia religiosa, desde el pasado hasta la actualidad.
-Descríbete a ti mismo, cómo te ves a ti mismo hoy.
-Enumera cualquier otro aspecto importante de tu vida o de tu familia que no haya quedado cubierto con las cuestiones anteriores, tal como la salud, los matrimonios, relaciones extramatrimoniales, asuntos de trabajo, de dinero o tratamientos y terapias anteriores a ésta.



d. Lee las preguntas contestadas y haz un comentario en torno a lo que descubres en ellas, aplicando todo lo que has descubierto hasta este momento en la terapia.




Anteriormente indiqué que las respuestas de este cuestionario se basan en la visión prematura de mis problemas concebida hace casi 3 años. Actualmente poseo un conocimiento más amplio y muchísima claridad respecto a las cuestiones confusas de esos tiempos.

Algo que es muy notorio en esos escritos es la presencia constante de la visión religiosa. En esa época yo vivía en función de los temas de espiritualidad y mi posición en al vida era mayormente teocéntrica. Aún así noto mucha objetividad y una gran comprensión de la dinámica básica de los problemas.


Cuando respondí esas preguntas apenas tenía una mínima comprensión sobre el TOC, incluso no entendía la magnitud de ese problema, ni estaba completamente consciente que lo tenía, seguía sufriendo sin entender, y veía muchas obsesiones con naturalidad, como si eso fuera una parte normal de mi vida.


En el aspecto social no tenía idea que el TOC me había conducido al aislamiento y al deterioro emocional, y que había potenciado la desconexión de mi humanidad. No comprendía que había estado obsesionado con la moralidad, la religión, la persona de Dios, los estudios, la perfección, la santidad, el deber, la responsabilidad. En ese tiempo no tenía conciencia de esa problemática.


El mismo principio aplica para el terreno de las sexopatías y los pensamientos homosexuales. Yo pensaba que tenía AMS y debido a ese error estaba enfocando mal el tratamiento, me estaba centrando exclusivamente en la terapia reparativa de la AMS.

Pensaba que me sentía atraído por los hombres y sus atributos masculinos físicos, pero no era así, simplemente tenía una autoestima muy baja y como había minusvalorado mis rasgos físicos y rechazado mi cuerpo, era comprensible que infantilmente añorara tener el cuerpo perfecto que los estereotipos culturales promocionan e idolatran.



Ya tenía conocimiento de la efebofilia, mi atracción por el mundo de los adolescentes y mi necesidad de diversión y experiencias juveniles. Desconocía el gran peligro de las relaciones sexuales, la verdad sobre el condón y todo lo referente a la naturaleza del VIH. No tenía conocimiento de la realidad mortal de las ETS.


En esa época aún estaba preso en la adicción por la pornografía y el ligoteo sexual. Vivía fascinado por el cuerpo de los adolescentes y mis reacciones emocionales de amistad estaban marcadas por el alto contenido erótico.

Pensaba que me sentía atraído por las mujeres, incluso inconscientemente me autoconvencía de ser heterosexual, apenas lograba comprender lo que realmente significaba ser asexual, creía tener AMS. Algo que salta a simple vista es que la heterosexualidad no estaba contemplada como meta.



Veo que poseía una marcada tendencia hacia el misticismo, posiblemente producto de la presencia invisible de la enfermedad mental y la necesidad de complacer los sentimientos de culpa. La historia religiosa muestra una necesidad de asemejarme a los santos católicos y llegar a algún tipo de estado metafísico de iluminación y conocimiento pleno de los sobrenatural.

Se observa visión de la religión como mecanismo de escape y vía abstracta impráctica para enfrentar y resolver los problemas reales tangibles.


Mi autoimagen era bastante negativa y mi autoestima deficiente. Detecto pensamientos autocompasivos y sentimientos de inferioridad, necesidad de complacer y ser venerado, complejo de culpa y gran preocupación por el aspecto físico y el estatus social.

Tenía mucha claridad sobre el objetivo a alcanzar respecto a la autoimagen y la importancia de la autoaceptación. Me emociona la sinceridad de los escritos y admiro mucho la valentía al revelar tantos datos personales y compartir mi dolor. Me veo en esas líneas como un hombre con esperanza y con la convicción de lograr las metas.  

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