La historia de mi Trastorno Obsesivo Compulsivo
Domingo, 07 de septiembre de 2008
Estuve gravemente enfermo por varias semanas,
tuve que atravesar por un largo proceso de recuperación, no tuve disposición
anímica para trabajar en la terapia ni para efectuar muchas otras tareas.
Conocer la enfermedad me brindo espacio para reflexionar y valorar con más
intensidad mi vida: el privilegio de existir, pensar, amar y soñar. En este
momento estoy totalmente recuperado y he vuelto a la acción, tengo muchos
contratiempos como siempre, pero un horizonte de vida más claro que
antes.
En estas
semanas comprendí que el trastorno obsesivo-compulsivo fue el origen de todos
mis problemas y males, es la dificultad fundamental de mi vida, es la cuestión
en la que debo enfocar toda mi capacidad de resolución de problemas y poder
intelectual. El TOC dio origen a la neurosis, minó mi autoestima, dañó mi
autoimagen, me aisló de las personas, restringió habilidades de supervivencia y
me impidió razonar libremente, entre otras muchas
cosas.
Como lo
prometí hace mucho tiempo, hoy voy a hablar sobre el TOC, voy a describir mi
vivencia respecto de esa enfermedad y toda la historia de mi vida concerniente a
ese mal.
Comencemos
por las definiciones básicas:
"El trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC) es un tipo de trastorno de ansiedad. La persona que
tiene TOC, tiene pensamientos repetidos y angustiantes denominados obsesiones.
Es posible que haga lo mismo una y otra vez para intentar que los pensamientos
desaparezcan; las acciones repetidas se llaman compulsiones.
Algunos ejemplos de obsesiones son el miedo a los gérmenes o el
miedo a lastimarse. Entre las compulsiones se incluye lavarse las manos, contar,
revisar una y otra vez las cosas o limpiar. Cuando no se trata, el TOC puede
dominar la vida de una persona.
Considerado hasta hace
algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no respondía al
tratamiento, actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2%
de la población, es decir, a más de 100 millones de personas en el
mundo.
Los síntomas y la importancia que implica el TOC
pueden presentarse a cualquier edad a partir de los 6 años y pueden producir una
importante discapacidad: la OMS lo incluye entre las 20 primeras enfermedades
discapacitantes con una prevalencia del 0,8% en los adultos y del 0,25% en
infantes y adolescentes, y entre las 5 enfermedades psiquiátricas más
discapacitantes.
Estudios demuestran que
gran parte de los sufridores de TOC presentan una inteligencia por encima de la
media, puesto que la propia naturaleza de la enfermedad precisa de patrones
mentales complicados.
Dentro del TOC se pueden
diferenciar ocho tipos más comunes:
- Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
- Verificadores: son personas que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
- Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en la ejecución de acciones repetitivas.
- Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
- Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
- Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivos, llamados compulsiones mentales, con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
- Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores. No obstante, a diferencia de quienes sufren los demás tipos de TOC, no se entregan a comportamientos reiterativos de tipo físico, sino rumiaciones mentales.
- Sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes,
que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser
homosexual".(http://es.
wikipedia.org/wiki/Desorden_ obsesivo-compulsivo)
He padecido
esta "enfermedad" por espacio de 15 años en diferentes grados, llegué a percatarme
de su existencia hace apenas 2 años, y el diagnóstico fue confirmado hasta el
año pasado. Inicié tratamiento en forma a partir del segundo semestre de 2007,
estuve todo ese semestre bajo el seguimiento de una psicóloga clínica y un psiquiatra, pero
abandoné las consultas al finalizar el año, decidí investigar a fondo los
tratamientos y resolver por mi mismo ese problema, la asesoría psicológica no
dio los resultados esperados y consideré que no había necesidad de mantener ese
gasto.
Usando mis
capacidades y luchando con valor logré erradicar la mayor parte de las
obsesiones, pero no pude hacer mayor cosa ante la terrible preocupación del VIH
que desde el 2007 se apoderó de mi mente, tuve que esperar meses para lograr
hacerme la 2ª prueba y tener datos confiables y certeros, y pensé que el
resultado negativo de la prueba sería el esperado final de ese trastorno, pero
me equivoqué, la obsesión lavado-VIH siguió viva y tan poderosa como antes...,
de esa preocupación por transmitir el virus caí en el temor paranoico de ser
infectado accidentalmente por mi negligencia o los descuidos de otras personas,
y he continuado atormentado hasta la fecha de
hoy.
El TOC
procede de mi personalidad obsesivo-compulsiva configurada desde los primeros
años de mi infancia, desde muy niño adopté esquemas cognitivos en los que
primaba un excesivo sentido de responsabilidad, un alto criterio moral, muchos
fundamentos religiosos, un amplio sentido del deber, la necesidad de satisfacer
las expectativas de mi familia y de observar las normas. El TOC se activa
generalmente a causa de cambios muy drásticos en la vida del sujeto y que no se
esperaban, de situaciones en las que no se puede ejercer control, grandes
frustraciones, desilusiones muy profundas y
fracasos.
He tenido la
desgracia de conocer y padecer todos los tipos de TOC, algunas veces
simultáneamente y otras tantas por periodos de tiempo relativos. Padezco esa
enfermedad desde los 10 años, mi primera obsesión fue la de orden, simetría,
gérmenes, verificación y repetición.
Recuerdo que
sentía un miedo terrible de que me tocaran ciertas personas, en especial una
niña de la escuela en la que estudiaba, sentía una necesidad imperante de
verificar los alimentos en busca de "algo" que pudiera hacerme daño, necesitaba
que las cosas estuvieran muy bien ubicadas en ciertos ángulos, y me la pasaba
revisando mentalmente muchas de mis acciones del día a día. Yo no tenía idea de
lo que me pasaba, pensaba que eso era normal, y como era muy niño creo que todos
pensaban que esta jugando con la imaginación, no se hizo mayor cosa para eso, y
así estuve padeciendo como por un año.
Después de
ese periodo las obsesiones-compulsiones disminuyeron, el ambiente de la
secundaria favoreció el aminoramiento de esas preocupaciones, y se hicieron casi
imperceptibles, pero durante toda mi época de bachillerato seguí padeciendo el
TOC de una manera muy sutil, en este periodo de mi vida entraron en juego las
obsesiones religiosas relacionadas con la moral, el pecado, la santidad, la
gracia, etc., que fueron tan tortuosas como las primeras y que me aislaron de la
mayor parte de las personas de mi edad, pues las consideraba elementos
peligrosos para mi integridad espiritual.
Estuve recluido en un mundo de perfeccionismo
moral y rigidez mental, también sufrí la obsesión de la simetría al sentirme
obligado a ser el mejor en todo..., estudiar no era cuestión de aprender,
estudiar era un asunto de vida o muerte, debía ser el mejor estudiante a como
diera lugar y no podía permitirme en modo alguno sacar una nota que no estuviera
en la escala de la excelencia. En estos años sufría la obsesión de la
verificación y la repetición en el tema de las tareas, revisaba una y otra vez
que todo estuviese perfectamente hecho y sufría mucho a causa de la duda
respecto a no tener plena certeza de
ello
Cuando
terminé la preparatoria hubo un acontecimiento que trastornó mi vida y me creó
un sentimiento de frustración muy grande... ese fue el inicio de la locura, eso
me terminó de recluir en mi mundo de tortura mental. El surgimiento de la
neurosis homosexual estuvo ligado a la necesidad de aislarme de las personas y a
las normas psicorígidas para juzgar las acciones de los demás, al verme como una
persona tan distinta del resto del mundo, de mis compañeros, y como un ser
aislado y de otra especie me invadieron muchos complejos de inferioridad y
resentimientos, lo que impidió que se dieran los procesos de desarrollo
psicoafectivo-sexual propios de la
edad.
En la época
del seminario fui torturado en grado sumo por las obsesiones moralistas, también
continuaban presentes todas las demás, pero esa era particularmente la que
controlaba mis pensamientos; era tan grande el miedo a equivocarme y disgustar a
Dios que vivía todos los días muerto de miedo y preocupación, siempre estaba
detectando pecados por todos lados, sentí tal horror a la idea de pecar sin
darme cuenta, o recibir la comunión en pecado mortal.
Ningún sacerdote fue capaz de ayudarme, nadie
logró comprender lo que me pasaba, yo imaginaba que se trataba de escrúpulos o
de algún estado de purificación propio de las noches oscuras del alma de las que
habla San Juan de la Cruz..., o tal vez de algún tipo de ataque demoniaco, ¡y
cuán lejos estaba de la realidad!
Después de mi
partida del seminario y mi regreso a la vida común, seguí padeciendo lo mismo
dada mi conexión con la religión. Cuando me alejaba de la religión esas
obsesiones desaparecían, pero seguían vivas otras muchas como mi afán por la
simetría y el orden, por seguir un modelo de vida muy estricto, por complacer a
los demás, también se sumaban las obsesiones sexuales maximizadas por la
pornografía y los chats. Siempre evaluaba mis acciones y sufría mucho cuando las
cosas no salían como yo quería, mi autoimagen estaba estropeada porque jamás
lograba percibir en la práctica a mi soñado "yo
ideal".
Cierto día al
leer un artículo en la internet comprendí que todo lo vivido hasta el momento y
lo que sentía en ese instante se adecuaba muy bien a la descripción del
trastorno obsesivo-compulsivo, así que ese dato me abrió nuevos horizontes y
comencé a estudiar el tema y a buscar una solución, las obesiones-compulsiones
seguían a mi lado, pero ahora había una esperanza de terminar con todo eso.
Muchas de mis reacciones autodestructivas como
las caídas en encuentros sexuales fueron motivadas por el gran malestar que me
producía esa enfermedad en su máxima intensidad. Esas caídas dieron pie a que
descubriera el gran peligro de infección por VIH y ese fue el inicio de esa
terrible obsesión que me perturba hasta el día de hoy y que todos ustedes
conocen muy bien.
El TOC me ha
impedido trabajar, estudiar, tener amigos, solucionar muchos otros problemas de
mi vida, creer en mis capacidades, usar mi inteligencia al 100%, tener una
autoestima apropiada y ser una persona exitosa.
En la actualidad ya no poseo las siguientes
obsesiones orientadas a campos de la vida diferentes al VIH, las he superado en
su totalidad: repetición, simetría, orden, comprobación, moral, sexo y
religiosidad.
La obsesión
lavado-VIH activa esas anteriores obsesiones, pero sólo en lo concerniente a
este tema, en los demás aspectos de mi vida ya no existen preocupaciones
relativas a ello; tolero cualquier enfermedad excepto el SIDA, me da igual si me
equivoco en lo que hago, acepto los errores involuntarios, ya no tengo un
sentido moral sobreelevado, no me interesa comprobar si las tareas realizadas
quedaron perfectas, ya no me preocupa recibir un castigo o premio si muero
alguna vez, pues me volví ateo y descarté cualquier teoría religiosa o
convicción de ese tipo como eje directivo de mi
vida.
Ahora sólo me muevo en base a la ciencia y el
poder de la lógica sostenida en evidencia para demostrar verdades absolutas; ya
no me siento responsable por el destino del mundo ni me preocupan excesivamente
los errores que otras personas cometan, cada quien vive su vida y yo me preocupo
por concentrarme en vivir mi propia vida y responsabilizarme exclusivamente de
mis acciones.
He logrado
cambiar muchas de mis autocreencias, de mis significados, de los supuestos de
vida más dominantes y que estaban completamente errados. En otro momento les
hablaré sobre los supuestos personales que he modificado y que continúo
cambiando en la actualidad.
En el
presente mi obsesión lavado-VIH es un miedo a ser infectado por ese virus y
estoy constantemente en el ejercicio de verificar que no halla peligros de ese
tipo a mi alrededor, no tener contacto con fluidos corporales de otras personas
y evaluar permanentemente los niveles de riesgo de las situaciones y las
probabilidades de contagio. No confío en nadie en asuntos en los que la
supervivencia está de por medio, para mí todas las personas son portadoras de
VIH hasta que se demuestre lo
contrario.
Cuando
observo muchos de esos pensamientos no los encuentro tan irracionales, sé
diferenciar las estupideces que enmarcan muchas acciones de esas otras
posibilidades que no están alejadas de la realidad; mi problema es que veo con
demasiado detalle las cosas, veo esos datos que para la mayoría de las personas
pasan muy desapercibidos, y en cierta forma llego a estados de paranoia a causa
del miedo que me producen muchos peligros maximizados en mi lógica obsesiva.
El problema es que siempre estoy buscando argumentos para rechazar esas
ideas, pues no hallo paz permitiendo que la duda me domine, yo siempre necesito
respuestas y datos muy exactos, no me conformo con verdades a medias o
situaciones que no están respaldadas por pruebas, mi inclinación natural es a no
desistir jamás de hallar la verdad de todas las cosas.
Estoy seguro que
la personalidad obsesivo-compulsiva tiene su lado benéfico pues es muy adecuada
para un científico e investigador minucioso, también concede la facultad
detectivesca y la aptitud intuitiva; pero el TOC, es locura lúcida, es una
enfermedad insoportable y una carga insostenible. Lo único que necesito es
hallar las respuestas a mis dudas e inquietudes para quedar en paz, no soporto
la duda, siento demasiada ansiedad y dolor cuando no hay respuestas que me
satisfagan.
El ejercicio que he tratado de hacer es el de la EXPOSICIÓN
CON PREVENCIÓN DE RESPUESTA (EPR), técnica de terapia cognitivo-conductual, pero
no he logrado ordenar mi lógica, siempre veo peligro en todo, y tristemente la
POSIBILIDAD muchas veces supera la PROBABILIDAD en mi imaginación, y no puedo
superar ese miedo simplemente tocando con mis manos sangre contaminada con ese
virus, si hago tal cosa seré internado en el hospital psiquiátrico de inmediato.
No quiero vivir en una burbuja aislado del mundo y de la gente, tengo un futuro
por conquistar y una vida por desarrollar.
Como contraataque estoy usando esa
técnica, estoy dejando que el teléfono timbre todo lo que quiera, intento no
ceder a esas reacciones condicionadas, intento impedir la compulsión
(rumiaciones mentales), también trato de emplear la racionalización, pero me
cuesta mucho ese procedimiento ante el TOC ya que para determinar la
probabilidad mínima de contagio o riesgo de enfermedad necesito datos concretos
creíbles (pruebas).
No sirven las
técnicas distractoras o de relajación, tampoco funciona el simplemente ignorar
los pensamientos, me cuesta usar la flecha descendente y la técnica de
validación del supuesto personal, es inefectivo cuestionar el
temor.
Me estoy lavando las manos sólo antes de las
comidas, jamás toco alimentos sin tener las manos debidamente lavadas, tengo el
mínimo contacto con los alimentos de otras personas y me fijo muy bien como
tratan las comidas aquellos que las preparan para mí.
Un par de veces he aceptado el riesgo de comer en
cafeterías y en restaurantes porque no he tenido otra alternativa más que
recurrir a ello, me he dicho a mi mismo: "bueno, si están infectados con VIH
esos alimentos, pues que se va a hacer, aunque yo creo que es mínima la
probabilidad de que esas personas depositen accidentalmente sus fluidos
corporales en esos alimentos que preparan, y si se produce el temido accidente,
pues tendré que luchar encarnizadamente contra la muerte... pero no quiero que
mi familia sea infectada por mi causa y sin yo saberlo... ayyyyy, ¡qué
horror!"
Estoy empleando una sólo pregunta o verificación ante los
pensamientos obsesivos de comprobación, pues si no hago eso no tengo paz y si
permito más de una pregunta, entonces nacerá un círculo inacabable de
comprobación.
Estoy aceptando la terrible realidad de no
poder controlar la muerte en este momento, me siento molesto al no poseer un
sistema inmunológico perfecto... me duele ver mi fragilidad humana y las
limitaciones de la carne.
Necesito
vivir para poder cambiar todo eso, además me asusta la muerte porque no quiero
dejar de existir, como saben, yo no creo en nada de esas doctrinas religiosas de
ultratumba, y soy ateo, la muerte para mí es el fin de todo y no el principio de
la inmortalidad como afirman los creyentes. Mantengo esa posición porque no
existe ninguna prueba creíble para mí que respalde las teorías religiosas, yo
creo sólo en la lógica y no le doy importancia a los sentimientos para construir
argumentos racionales.
En estos días
he tenido una mejoría, pero necesito concentrarme en la solución de este
problema, ya no puedo continuar así, la vida no está hecha para sufrir sino para
gozarla, y yo en verdad quiero conocer el significado de lo último.
Posiblemente abandone esta terapia para
siempre o temporalmente, así como las muchas otras que hago simultáneamente para
tratar los otros problemas, ya que en síntesis la superación total del TOC
representa la solución de todos los demás problemas, estoy evaluando varias
variables para tomar la mejor decisión.
En mis cálculos me queda un 10% de TOC por
superar, pero tal vez podría ser mayor la cifra. Estoy orgulloso de lo que he
logrado hasta el momento, nadie ha sido capaz en el mundo de superar esta
enfermedad a través de autoterapia y sin usar "medicamentos", posiblemente
estableceré un record Guiness en este campo, sé que mi experiencia de vida será
luz para tantas personas atormentadas por ese trastorno, y para aquellas que
tienen una personalidad similar a la
mía.
Deseo
permanecer con ustedes porque vosotros sois parte de mi familia, vuestro apoyo y
cariño hace que no me sienta sólo en mis grandes hazañas y desafíos, me hace
feliz contar con la amistad de gente tan valioso como cada uno de ustedes.
El espíritu solidario de esta comunidad es un
factor motivante para perseverar hasta el final, en verdad que deseo
acompañaros, pero no sé exactamente como enfrentar con más efectividad esta
enfermedad en este momento de mi vida en qué más necesito liberarme de ella,
intento no sentirme obligado a hacer ciertas cosas, aún si se trata del "bien
común".
Deseo
compartiros mi conocimiento y dejar un sólido testimonio de vida para las
generaciones futuras, confío en que tomaré la decisión más adecuada en función
de la supervivencia y el amor, lo mejor que me ha quedado de esta terapia ha
sido el espíritu de solidaridad que he cultivado, los amigos y el compromiso de
superación permanente conmigo
mismo.
Adjunté las
fichas 3.7 y 3.8 que estaban pendientes.
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