Mi historia religiosa




Creo que la religión siempre jugó un papel muy importante en mi vida, y al día de hoy me siento muy agradecido con la iglesia católica por todas las cosas valiosas que me enseñó y el bien que pude ejercer como ferviente católico.

En este momento no soy ateo, estoy más cerca del concepto de agnóstico, creo que es bastante probable que Dios exista, pero los caminos para acceder a él son muy ambiguos, y para una persona superracional como yo no son opciones muy viables.  ¿Por qué dejé de creer en Dios y me separé de la religión? en un principio fue debido a que me causaba mucho sufrimiento las obsesiones y compulsiones conectadas a la fe y a la práctica de la perfección cristiana, me llené de terror ante los escrúpulos inimaginables y ante un mecanismo supermeticuloso de análisis moral permanente, además ese estado no me ayuda a recuperarme del sufrimiento mental, y porque la obsesión que sufrí hacia la religión es de tan grande magnitud que hoy en día me pregunto cómo fue que no ne volví loco.

Ya con el tiempo, y un poco menos obsesionado con la religión, y dada mi profundidad científica, no hallé pruebas lo suficientemente sólidas y corroborables para mantener mis creencias cristianas... a la fecha aún no me convencen fenómenos cristianos como las apariciones marianas, los estigmatizados, los milagros eucarísticos, los santos con cuerpos incorruptos, los exorcismos, las lacrimaciones...  más allá de lo que leo, observo en videos, o escucho...  no dispongo de la oportunidad de estudiar a fondo esos fenómenos para convencerme de su naturaleza sobrenatural y atribuirlos a una manifestación clara y auténtica del Dios que adoran los cristianos.

Sin embargo, yo mantengo mis dudas partiendo del sentido mismo de la vida, y tomando como referencia el anhelo de inmortalidad de todo hombre... no es aceptable racionalmente que para una persona su existencia se borre con la muerte, nunca será aceptable que una entidad inteligente deba disolverse en el olvido de la nada... ese miedo, esa duda, esa inquietud... me llevan a mantener vivo el misterio de la muerte y la posibilidad pausible de la vida de ultratumba... porque si en realidad cuando morimos vamos a Dios o somos desterrados a un infierno según como hallamos vivido... entonces sería terrorífico comprobar que todo eso era cierto y que vivimos bajo el engaño de una vida mundana exagerada en el rigor científico... y por otro lado, la conexión con la bondad es algo que te hace entrever un bien supremo, y la utopía de una felicidad plena.

Puede asegurar, que no estoy cerrado a buscar a Dios y encontrarle por los caminos que sea necesario, pero requiero estar convencido que no perderé el tiempo, entonces me mantengo a la espera de una señal clara de Dios para emprender esa aventura, y entonces, tal vez, cumplir mi sueño más preciado de la niñez: la santidad.


Lunes, 27 de noviembre de 2006




Historia religiosa



Nací en una familia católica, llena de amor por su iglesia y por el santo padre, todos mis parientes fueron educados en la fe, así como lo fui yo. Mis recuerdos conscientes sobre Dios datan de mis 3 años; desde esa edad aprendí a rezar, y lo hacía todas las mañanas y noches sin falta.

A los 6 años comenzaron mis clases de catecismo y me integré a la infancia misionera en la parroquia en donde vivía, continué con un buen espíritu de piedad y a partir de esta época me centré en la lectura de la vida de los santos, pues una hermana de mi abuela poseía muchos libros de ese tipo, así que cada semana estaba allá, devorando con interés esos escritos. Los hijos de la hermana de mi abuela eran estudiantes salesianos y tenían muchos libros escritos por San Juan Bosco, y esas obras se convirtieron en mis favoritas porque la vida y el pensamiento de este santo me impactaron muchísimo. 

A Domingo Savio y a San Luis Gonzaga los tomé como mis patronos y mis modelos de vida, sus lemas se quedaron grabados en mi memoria para siempre: "PREFIERO MORIR ANTES QUE PECAR" y "¿DE QUÉ SIRVE ESTO PARA LA ETERNIDAD?"

A los 10 años realicé mi primera comunión, ese ha sido uno de los momentos más felices de mi vida porque fue el encuentro personal e íntimo con mi creador y redentor que se había convertido en el alimento de mi alma, Dios siempre me regaló su gracia para entender su palabra y sus misterios, por lo tanto, su presencia real eucarística era algo que comprendía.

Después de la primera comunión me vinculé por completo y con mayor entrega a las cosas de Dios y al servicio del altar, desde esa fecha y hasta los 15 años asistí a la santa misa todos los días y solo dejé de comulgar cuando no lograba confesarme antes de la misa, igualmente la confesión fue un sacramento al que recurrí con regularidad, a veces cada semana o cada 15 días, pero nunca dejé que pasara un mes, era incapaz de llevar un pecado mortal en el alma por más de un día, y muchas veces anduve confundido sobre las gravedad de las faltas, pues me parecía que todo era mortal; también mi espíritu de oración y penitencia se incrementó. 

En este lapso de tiempo llevé una vida social muy activa, pertenecí a varios grupos apostólicos de la iglesia, y fui coordinador de algunos, también consolidé el grupo de monaguillos; llegué a ser considerado como el vicario del párroco, pues en toda la vida de la comunidad yo estaba presente. Aquellos años transcurrieron entre el colegio, la iglesia, las actividades recreativas, culturales y sociales de la parroquia. 

En estos años me formé profundamente en la fe católica, pasaba largos ratos estudiando las sagradas escrituras, el catecismo, los escritos de los santos, las revistas de actualidad católica y de comunidades religiosas, entre otros muchos libros y folletos del mismo tipo. 


Jesús me concedió un gran amor por las almas y una gran fe, podía verlo en los niños, en los ancianos, en los enfermos, en el rostro de todos los que sufrían y también en las obras de la creación. Mi oración favorita fue el rosario, lo recitaba todos los días, me gustaba la oración contemplativa, en especial frente al sagrario. Recibí la confirmación cuando tenía 15 años.

Después de los 15 años aconteció mi caída, Satanás logró confundirme y sembrarme muchas dudas sobre la misericordia de Dios y el valor del sufrimiento, de manera que los problemas de antaño ante los cuales había mantenido serenidad, calma y paciencia se me hicieron insostenibles pues mi espíritu de oración y sacrificio decayó, a esto se sumó el no tener un director espiritual y mi cambio de residencia. 

No logré mantener el equilibrio ni la paz interior, y me llené de tanta tristeza e ira que me molesté con el Señor y lo dejé de lado entreabriendo mi corazón al mal, no quise confiar en Dios y no fui capaz de superar aquella dolorosa prueba, ni quise tomar el consuelo que Cristo me brindaba a través de las personas; me sentía presionado por todos lados y lo que menos quería era rezar, buscaba una solución inmediata y milagrosa, pero no llegó así que me decepcioné por completo. 

Me alejé del Señor, de la iglesia, de la oración, de los sacramentos y me dediqué a vivir en un mar de resentimientos y en un mundo de fantasías; el demonio se vengó de mí e intento pervertirme al extremo, pero jamás lo consiguió, nunca cedí a todas sus insinuaciones, ni acepté jamás sus ofrecimientos, nunca pudo ni podrá doblegar mi voluntad por completo; yo era consciente que el Señor me miraba todo el tiempo, igualmente rezaba de vez en cuando y me dejaba llevar por los impulsos de la gracia cuando alguien necesitaba ayuda y yo se la podía brindar. 

EL SEÑOR SEMBRÓ MUY PROFUNDAMENTE EN MI ALMA SU AMOR DE TAL MANERA QUE LOGRÓ INHABILITARME PARA LA EJECUCIÓN DE MUCHAS CLASES DE PECADOS MORTALES. LA SANTIDAD ES LA MÁXIMA META DE MI EXISTENCIA TERRENA.

Duré varios años en ese estado hasta que un día él me rescató y me convenció de regresar a su lado, después de ver el sin sentido de mi vida y de notar con claridad el camino de perdición por el que andaba, entré en razón e hice una confesión general y volví a retomar el camino espiritual que llevaba en los primeros años de mi juventud. Regresé al seno de mi iglesia y me decidí por el sacerdocio, pues desde niño mi mayor ilusión era la de ser un ministro de Cristo, un pastor de almas, un oficial de la iglesia y un combatiente acérrimo contra las huestes infernales. 

Luego de consultar con algunos sacerdotes, amigos y familiares, ingresé a una congregación religiosa y me hice seminarista, puesto que el trastorno de atracción hacia el mismo sexo no me molestaba y porque tampoco sabía que eso era un obstáculo para la vida sacerdotal, así que no vi problema en ello ya que era algo leve e involuntario y también porque no había recurrido a ninguna práctica homosexual. 

Mi vida de seminarista fue algo que me gustó mucho y que siempre recordaré con agrado; durante los primeros meses estuve en un periodo de convalecencia, me recuperé de mi antigua vida totalmente y me fortalecí espiritualmente, el Señor continuó con aquella labor de santificación de los tempranos años de mi juventud, así que me adentró en uno de los estados de purificación más importantes para un alma: LAS NOCHES OSCURAS, de estas dichosas noches solo he llegado a experimentar los efectos de la primera, la de los sentidos, y por así decirlo ha sido una de las experiencias más espeluznantes de mi camino espiritual, sin embargo los consuelos y la misericordia del Señor me sostuvieron ahí, al igual que el director espiritual que me regaló, él era un sacerdote agustino muy piadoso a quien confié mi vida y quien supo orientarme muy sabiamente; aunque la noche de los sentidos es muy suave en comparación con la del espíritu, no puedo decir que los tormentos fueron leves, había momentos en que parecía volverme loco, y creo que nunca diferencié con claridad que era problema psiquiátrico y qué era propiamente un estado de noche oscura, para mí siempre parecían la misma cosa, e incluso no tenía mucho conocimiento sobre enfermedades mentales, discernimiento espiritual y obsesiones diabólicas.

Había instantes de gran agitación y de tentaciones inimaginables, era torturado con miles de escrúpulos y perplejidades, con pensamientos obscenos y muy impuros, escuchaba todo el tiempo en mi cabeza pensamientos blasfemos, era acusado mentalmente día y noche por todas las cosas que hacía, era algo sin sentido, me acompañaba una sensación de angustia y confusión, de ansiedad perpetua, no encontraba consuelo en la oración y esta se me hacía una tarea muy complicada de realizar, orar era una verdadera lucha, era como nadar contra la corriente, y para completar tenía que forzarme a hacerlo porque no sentía mayor gusto por las cosas espirituales, probablemente por la gran turbación en la que vivía todo el tiempo, sin embargo y a pesar de esa aridez, nunca dejé de hacerlo, pues yo amaba a Dios y no cedía al pecado; mi director espiritual que aunque no entendía muy bien lo que me pasaba supo aconsejarme debidamente y logró guiarme por mucho tiempo.

Mi mayor esfuerzo consistía en disimular ese estado de confusión ante mi comunidad, ante mis superiores y compañeros, no podía descuidar mis deberes ni mi trabajo, sabía que ellos no me comprenderían porque la consolación humana no bastaba para aquietar mi alma o entender mi mente, tenía necesariamente que pasar por ese estado y lidiar con esas pruebas. Toda mi vida en el seminario fue así, meses y meses que parecían siglos, pero fui fiel a Dios y continué luchando con paciencia al lado de mi guía espiritual. 

En el seminario estudié filosofía y latin, pero los formadores de la propia comunidad también nos enseñaban italiano, nociones de pedagogía, gerontología, además de formación en educación especial e introducción a la sagrada teología. 

Mi vida de seminarista estuvo distribuida en oración, estudio, trabajo pastoral, trabajo ocupacional y administración de la casa; ibamos de paseo una vez al mes durante todo un día, esas salidas fueron muy cheveres y me divertí bastante. Me encargaron por una temporada el cuidado de la granja, de las plantas y de los animales, aprendí cuestiones de agricultura y varías nociones de agronomía. 

En otras temporadas fui auxiliar de maestros de niños con retardo mental, auxiliar geriátrico en varios asilos, auxiliar de grupos juveniles, catequista de confirmación y auxiliar de parroquia. A pesar del éxito me retiré del seminario, por varias razones:

  • Participé en la expulsión de varios aspirantes al sacerdocio que eran "homosexuales" gay, lo cual creo un ambiente de tensión, desconfianza, indirectas; y aunque no afectó mi permanencia en el seminario, me cansé de la situación tan incómoda.
  • Había tomado la decisión de retirarme mucho antes del problema de los chicos gay porque había leído las consideraciones de la sagrada congregación para el clero sobre aspirantes al sacerdocio con trastornos afectivos de atracción hacia el mismo sexo o con conductas homosexuales, y aunque ese era un problema que no afectaba mi trabajo porque estaba muy apagado, si era algo que tenía que ver conmigo, en forma latente y que no estaba resuelto, y por obediencia, honestidad y autenticidad pensé que lo mejor sería salir, curarme y regresar luego.
  • Sentía que mi trabajo estaba en otra parte, además el carisma de la congregación no me apasionaba tanto, siempre estuve interesado en la vida franciscana y en los monasterios de clausura.
  • Mi familia requería mi ayuda y como pensaban enviarme a terminar la formación en otro país, entendí que aquello no conciliaba con mi vida.

Después de abandonar el seminario me desestabilicé como después de los 15 años, me quedé sin director espiritual y las preocupaciones de la vida terrena apagaron bastante mi fe, y lo irónico del asunto fue que en el seminario me especialicé en reunir pruebas sobre la existencia de Dios y la autenticidad de las verdades enseñadas por la iglesia católica, al igual que me hice de una buena formación teológica para apoyar la conversión de herejes y ateos; sin embargo no perdí la fe por las obvias razones de haber sido muy amigo de Dios y de estar lo bastante formado como para solucionar dudas racionalistas, pero si abandoné el camino de la obediencia y de la santidad. 

En medio de las locuras de aquella época, no llegué a cometer nunca esa clase de pecados mortales que significan esclavitud inmediata y de los que sale con mucha dificultad, pero si me dejé arrastrar en la demencial cloaca de la inmundicia sexual. Nunca pude realizar un acto sexual porque siempre veía a Cristo flagelado en mi pensamiento y porque las escenas de su dolorosa pasión desfilaban una a una por mi mente, me invadía un fuerte sentimiento de vergüenza y asco, y una poderosa infusión de dignidad, creo que el Señor me permitía entender las consecuencias del acto, la miseria del pecado, la malicia de los seres infernales, la felicidad del cielo como premio para los que son fieles y cosas sobre el lugar que él me había reservado desde toda la eternidad en su reino, y también sobre la importancia de ayudar a salvar el alma de aquella persona con quien pensaba entregarme al pecado. 

A través de la página de ES POSIBLE EL CAMBIO me animé a volver con Jesús, pero con el paso de los meses los tormentos de la noche oscura o mis enfermedades mentales se hicieron insoportables y ya no tenía director espiritual a quien pedir ayuda, por lo cual me relajé y me volví a distanciar, pero no me entregué a la locura como en las dos veces anteriores, me he levantado de unas leves caídas y me mantengo sobrio en cuanto a no dejarme seducir por las tentaciones, pero ya no soy tan valiente como antes como en mis épocas de gloria, en vano he buscado director espiritual, tampoco me he esforzado al máximo en esa tarea, y estos últimos líos me han llenado de tristeza porque no comprendo el verdadero significado de tantos sufrimientos, aunque espero en el Señor, pues solo a través de él existe la respuesta y la solución eficaz, no obstante, la única motivación que me puede levantar el ánimo es la visualización de una SOLUCION DEFINITVA Y LOS HECHOS PRÁCTICOS. 

Se que el Señor nunca me abandonará y que la obra que el ha hecho y terminará de hacer en mí en algún momento producirán esos frutos que él y yo tanto hemos deseado.

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A continuación trascribo algunos de los comentarios del doctor Richard Cohen sobre algunos puntos de la HISTORIA PERSONAL; tomé las reflexiones del libro "Comprender y sanar la homosexualidad", escrito por el autor:


Al estudiar la HISTORIA FAMILIAR, un aspecto que destaca es el DESAPEGO GENERACIONAL que existe entre los padres y los hijos del mismo sexo, por ejemplo la distancia entre el padre y los hijos y entre la madre y las hijas. He observado que muchos de mis pacientes varones tenían FIGURAS PATERNAS DÉBILES FRENTE A FIGURAS MATERNAS MUCHO MÁS FUERTES. ESTO HACE QUE EL VARÓN SE IDENTIFIQUE CON MUCHA MÁS FACILIDAD CON LO FEMENINO, CON EL SEXO MÁS FUERTE DEL SISTEMA FAMILIAR.

Mientras describía su historia familiar, un hombre dijo: “Yo quería ser niña, porque mi padre quería a mi hermana más que a mí. Siempre estaba enfadado y era muy crítico conmigo. Además, mi madre era más divertida, decía lo que pensaba y era más cariñosa”. Es importante conseguir que el cliente cuente los PRIMEROS RECUERDOS DE LA INFANCIA porque ése es el TERRENO FÉRTIL EN QUE CRECE LA DESORIENTACIÓN HOMOSEXUAL. Presta mucha atención a cualquier* lapsus de memoria, puesto que hay mucha información muy útil en esos espacios todavía vacíos. LA PARTE CONSCIENTE DE LA MENTE NO ES CAPAZ DE RETENER AQUELLO CUYO RECUERDO ES DEMASIADO DOLOROSO. Será importante volver a dichos espacios cuando se llegue a la tercera y cuarta fase de la recuperación.


Al estudiar la VIDA SOCIAL del individuo durante la etapa escolar, en la mayor parte de los casos me refieren un SENTIMIENTO DE SER “DISTINTOS”, DE NO ENCAJAR CON LOS OTROS CHICOS, SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD O DE SUPERIORIDAD.


Preguntar por las FANTASÍAS SEXUALES es muy importante. Hay en ellas información muy valiosa, ya que LAS HERIDAS HOMO EMOCIONALES SE ESCONDEN DETRÁS DE FANTASÍAS HOMOSEXUALES. Por lo general hay una progresión en las fantasías. A veces comienzan simplemente mirando a hombres o a mujeres desnudos, y de ahí se pasa a la actividad sexual, primero viendo cómo lo hacen otros, después entrando uno mismo en escena. Por supuesto, las fantasías son distintas en cada individuo, dependiendo de sus necesidades específicas y de la intensidad del desapego de sus padres y de él mismo.


Algunos se sienten ATRAÍDOS POR HOMBRES MAYORES lo que manifiesta la NECESIDAD DE SER CUIDADOS POR ALGUIEN O DE BUSCAR UNA PROTECCIÓN PATERNAL. Algunos hombres y adolescentes se ven ATRAÍDOS POR COMPAÑEROS, BUSCANDO EN OTROS HOMBRES LO QUE SIENTEN QUE LES FALTA A ELLOS MISMOS. A la mayor parte les atraen los hombres musculosos, fuertes y seguros, todas las cualidades que ellos desearían tener. Algunos desean sentirse dominados, poseídos, cuidados o guiados por los hombres a quienes admiran. A otros les gusta los CHICOS JÓVENES O ADOLESCENTES. Esto puede ser signo de varias cosas:

1. Un trauma a esa edad no resuelto;
2. Necesidades no cubiertas en esa etapa del desarrollo;
3. Alguna forma de abuso sufrida a esa edad (a menudo, un recuerdo reprimido o suprimido de abuso sexual).


Es importante darse cuenta de que las FANTASÍAS SEXUALES SON SIEMPRE LA TAPADERA DE NECESIDADES DE AMOR HOMO EMOCIONAL NO CUBIERTAS o el temor a la intimidad con alguien del sexo opuesto. También me he encontrado con que las fantasías sexuales pueden esconder la RABIA CONTENIDA contra uno o ambos padres, RABIA QUE EL NIÑO SE SIENTE INCAPAZ DE EXPRESAR y que DESPUÉS SE MANIFIESTA BAJO LA FORMA DE DESEOS SEXUALES. Y, finalmente, también otros, de forma inconexa con su propia identidad de género, desean ver a hombres heterosexuales teniendo relaciones sexuales con mujeres. De este modo, ENCUENTRAN SU IDENTIDAD PERDIDA EN LOS HOMBRES QUE DESEARÍAN SER. Así pues, hay una gran variedad de fantasías sexuales. Es importante llegar a conocer las de cada caso con el máximo detalle posible para poder comprender las RAZONES PROFUNDAS QUE SE ESCONDEN TRAS EL DESORDEN DE ATRACCIÓN HACIA PERSONAS DEL MISMO SEXO.


Es importante saber ** QUÉ PAPEL HA DESEMPEÑADO LA RELIGIÓN en la vida del paciente y el que representa en la actualidad. Muchos se sienten heridos por las pedradas y flechas persecutorias que les lanzan desde su religión. He oído historias terribles de cómo algunos fueron a pedir ayuda a algún religioso y se les invitó a que abandonaran la congregación, o el grupo. Otros, debido a las actitudes duramente críticas que encontraban en su religión, temían manifestar su problema. En otros casos, SI ESTABAN MUY DISTANCIADOS DE SUS PADRES, ES MUY FÁCIL QUE SE DISTANCIARAN TAMBIÉN DE LAS CREENCIAS RELIGIOSAS DE SUS PADRES. UN COMPORTAMIENTO “A LA CONTRA” ES PARTE INTEGRANTE DE LA HOMOSEXUALIDAD. Un joven paciente me confió: “Elegí conscientemente ser distinto de mi padre. Si a él le gustaba la música country, yo elegía el rock. Si a él le gustaba el blanco, yo elegía el negro. Era el modo de decirle lo antipático que me resultaba”.


Después de revisar la historia familiar, me tomo el tiempo necesario para poner por escrito el análisis de cada relación y de cada área en la vida del paciente. Hago observaciones y opino sobre* el modo en que cada una de ellas ha afectado a su crecimiento y desarrollo. Antes de entregar al paciente la evaluación, le invito a que la escuche y la acepte. Si he cometido algún error o he entendido algo mal, le pido que me corrija. Generalmente, es una experiencia muy buena, ya que él ve desde una nueva perspectiva su sistema familiar y el modo en que le ha afectado.


Una vez que la EVALUACIÓN está completa, paso a las CUATRO ETAPAS DE CURACIÓN, para lo que le doy al paciente el PLAN DE TRATAMIENTO, como un MAPA DE CARRETERAS PARA LA RECUPERACIÓN. Entonces comenzamos nuestro trabajo. Si sufre mucho en la sesión o sesiones iniciales, os ruego que, antes de poneros a reconstruir su historia completa, LE DEIS TIEMPO PARA QUE EXPRESE SUS SENTIMIENTOS Y PENSAMIENTOS. Puede que sea la primera vez que se haya encontrado en un LUGAR SEGURO DONDE LIBERARSE DE SU DOLOR Y DE SU FRUSTRACIÓN. EL ASISTENTE DEBE CREAR UN LUGAR SEGURO, CONFIABLE, EN EL QUE NO SE SIENTA JUZGADO.  

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