La autocompasión
La
autocompasión
La autocompasión nos
mantiene atrapados, sin que nos demos cuenta de ello y nos impide avanzar por la
vida y disfrutar de la misma. Evita que el sufrimiento y los problemas te lleven
a la autocompasión y a sentirte víctima de las circunstancias o de los
demás.
La autoestima baja es uno de los mayores obstáculos en nuestra
vida. Nos hace sufrir y nos impide lograr aquello que
deseamos.
Cuando nuestra autoestima es baja y no logramos el éxito deseado,
buscamos un culpable.
Ya
sea que nos culpemos a nosotros mismos o que culpemos a los demás, a la vida, la
suerte, Dios, etc., si nos sentimos indefensos e incapaces de cambiar la
situación, podemos acabar autocompadeciéndonos.
La
autocompasión en sumamente limitante pero difícil de reconocer y aceptar, porque
le damos un significado equivocado. Para mucha gente significa estar "mal", ser
débiles, incapaces y menos valiosos que los
demás.
Esta forma de pensar es errónea. En realidad lo único que
indica la autocompasión, es que:
- Durante nuestra infancia aprendimos una actitud que nos impide, actualmente, solucionar nuestros problemas y tener una vida mejor.
- Necesitamos aprender a analizar la situación y nuestras habilidades, de una manera diferente.
Con frecuencia sentimos que nuestra vida y nuestras
opciones están limitadas, sin darnos cuenta de que dicha limitación está causada
por la autocompasión.
Responde a las siguientes
preguntas.
- ¿Sientes que luchas y luchas y no logras mejorar o resolver tu situación?
- ¿Piensas que la solución a tus problemas depende de lo que hagan o dejen de hacer los demás?
- ¿Te sientes, en ocasiones, incapaz de enfrentarte al mundo que te rodea?
- ¿Siempre tienes una razón para justificar tu actitud?
- ¿Sientes que tienes poco control sobre tu vida y lo que te está sucediendo?
- ¿Buscas consejos, pero no los sigues?
- ¿Te sientes molesto e incomprendido cuando la gente te quiere ayudar?
Si
contestaste que sí, a la mayoría de las preguntas, posiblemente tiendes a
sentirte víctima o a compadecerte con
facilidad.
Todos hemos sufrido y todos hemos
fracasado.
La
diferencia entre los que se autocompadecen y los que no, es que los primeros se
dedican a ver todo lo malo que les ha pasado y que no han podido evitar o
solucionar y los otros se enfocan en lo que quieren que les pase y en lo que
necesitan hacer para lograrlo.
Cuando creemos que nosotros tenemos poco o ningún control sobre lo
que nos sucede, que el mundo y/o los demás se aprovechan de nosotros o nos
causan daño, acabamos sintiéndonos incapaces y desempeñando el papel de
víctimas.
Existen cuatro situaciones que pueden ayudar a que
desarrollemos una actitud de víctimas:
- La vulnerabilidad y dependencia de los niños.
Debido a la edad, falta de conocimientos y habilidades, necesidad de depender de los adultos, las limitaciones que dichos adultos imponen, etc., todos los niños se sienten víctimas, en muchas situaciones.Esto le sucede a cualquier niño, independientemente de que tenga una vida estable, protegida, feliz y llena de amor.Es parte de las características de la niñez.Al crecer, los resultados de las diferentes experiencias que vivimos, la educación, ejemplos que recibimos, etc., hacen que se pierda o disminuyan este tipo de pensamientos y sentimientos o que aumenten y se establezca una actitud de víctima.
-
Haber vivido en un ambiente en donde se nos compadecía constantemente, escuchando comentarios como:
"Pobrecito se siente mal"."Pobre, le dejan tanta tarea"."Es injusto lo que le pasa, pero no puede hacer nada"."A ... siempre le pasa algo malo".El niño escucha y aprende a pensar igual respecto a sí mismo.
-
El ejemplo de uno o ambos padres que tenían dicha actitud.
Los niños tienden a imitar, de manera inconsciente, las actitudes de los padres y de la gente importante en su vida.
- Haber sido realmente víctimas, de algún tipo de abuso:
Físico, sexual, psicológico, emocional.El impacto de estas vivencias puede ser tan intenso que repercuta a lo largo de toda su vida.Pero aun en estos casos, pueden y "deben" trabajarse las consecuencias, para tener una vida mejor.
No importa
cuál fue la causa inicial. Al crecer, las experiencias que vivimos, los ejemplos
que recibimos, etc., pueden debilitar, eliminar o fortalecer nuestra actitud
ante la vida.
La
autocompasión, como cualquier otra emoción, tiene aspectos positivos y
negativos.
El aspecto positivo es que, momentáneamente, disminuye el dolor y evita que nos autodevaluemos, (porque reduce el impacto de la culpa).
El aspecto negativo se manifiesta en que:
- Impide que veamos el problema en toda su magnitud.Se enfoca sólo en una pequeña parte del problema (la parte negativa que nos afecta directamente), por lo que no le vemos diferentes soluciones.
-
Nos aleja de la gente y nos impide resolver nuestros problemas, porque nos mantiene centrados en nosotros mismos:"Pobre de mí, los demás me…, yo no puedo…
-
Impide que nos responsabilicemos de lo que nos sucede y que actuemos, porque al culpar a los demás, son ellos los que pueden y "deben" hacer algo para mejorar la situación.Esto hace que tratemos de presionarlos o manipularlos, con lo que surgen nuevos conflictos.
-
Nos paraliza, porque sentimos que no podemos hacer nada al respecto, ya que no tenemos ni la capacidad ni el control necesario para resolver la situación.
¿Qué hacer?
Revisa tus
emociones.
¿Cómo te sientes la mayor parte del
tiempo?
¿Te sientes impotente, con poco
control sobre tu vida?
¿Enojado con el mundo, la vida,
Dios, tus padres, etc.?
Vives una gran parte del tiempo con
la sensación de que, por mucho que hagas, no resuelves tus problemas y tu
sufrimiento?
Si tus respuestas son afirmativas,
tiendes a autocompadecerte y a sentirte víctima.
Recuerda que esta sensación, no es
un reflejo de la realidad actual.
Es el reflejo de nuestras vivencias
infantiles y del pensamiento y la percepción de un niño que vivió hace mucho
tiempo.
Cuando nos autocompadecemos, no nos
damos cuenta de que nuestra actitud es la que nos impide mejorar y buscar la
solución adecuada.
Una actitud equivocada que
aprendimos cuando éramos pequeños y estábamos realmente indefensos o cuando
imitábamos algún adulto importante en nuestra vida.
Pero hoy, ya no somos ese niño
pequeño, vulnerable e indefenso.
Hoy podemos cuestionar lo que se nos
dijo y los modelos que tuvimos.
Cuando nos autocompadecemos, no
podemos aceptar la responsabilidad de lo que le sucede.
Esta actitud puede ser el resultado
de una realidad vivida.
El sentimiento de ser una víctima,
no es inventado, pudo haber sufrido un abuso físico, sexual o emocional durante
la niñez, la juventud e incluso la edad adulta.
La persona que vivió algún abuso, sí
fue una víctima de las circunstancias, porque debido a su edad o situación, no
tuvo ni la fuerza ni la capacidad y conocimientos para cambiar esa situación o
alejarse de ella.
Pero cuando vive compadeciéndose y
sintiéndose víctima, esos pensamientos y sentimientos vividos durante la niñez,
siguen dominando su vida.
Sin darse cuenta, de que ella es
ahora, su propio victimario.
Desarrolla un plan de
vida.
Cuando tenemos metas claras, podemos
motivarnos con mayor facilidad y reconocer los pasos necesarios para
lograrlas.
Esto le da un sentido y un
significado a nuestra vida, nos proporciona la sensación de control y aumenta
nuestra autoestima.
Enfócate en los aspectos positivos
de tu vida.
Todos los tenemos, simplemente no
estamos acostumbrados a verlos o a reconocerlos.
Recuerda a la persona que
dijo:
"Cuando me di cuenta de que mi
vecino no tenía pies, dejó de importarme no tener
zapatos".
En los artículos sobre el estrés y
nuestros
pensamientos, nuestras preocupaciones y
cómo
vencerlas, encontrarás información
que te puede ayudar.
Te recomiendo, también, los
siguientes artículos:
Ideas,
pensamientos, creencias y estrés,
nuestro estilo de
pensamiento equivocado y cómo
modificarlo.
La siguiente información puede serte
de gran utilidad:
Desarrolla tu fuerza de
voluntad, aprende a manejar la
falta de
motivación y la poca tolerancia a la
frustración y enfréntate al miedo
al cambio, al fracaso y al
éxito.
¡No sigas esperando una "solución
mágica"
para resolver tus crisis y
problemas!
Psic. Silvia Russek
Lic. En Psicología Clínica.
Maestría en Terapia de Pareja.
Terapia individual y de pareja.
Citas:
Tel. 044 55 1924 9863 (Ciudad de México).
e-mail: bienestar.e@gmail.com
Lic. En Psicología Clínica.
Maestría en Terapia de Pareja.
Terapia individual y de pareja.
Citas:
Tel. 044 55 1924 9863 (Ciudad de México).
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