La historia del despertar de la sexualidad
Martes, 07 de junio de 2011
Tema
3
La dimensión
sexual
Ficha
3.3
La historia del despertar de la sexualidad:
dudas, temores, inseguridades. La ausencia de experiencia sobre algo
fundamental
1.
Planteamiento de la
Ficha y Objetivos a
conseguir.
Planteamiento:
El
despertar de la atracción sexual en el adolescente acarrea dudas, temores e
inseguridades. Estas dificultades, unidas a la ausencia de correcta orientación,
pueden conducir a una crisis o a una confusión de identidad sexual.
Objetivos:
1.
Comprender que la sexualidad
es un componente fundamental que afecta todos los distintos aspectos de la
persona.
2.
Descubrir de qué manera las
dudas, los temores y la inseguridad que aparecen en la adolescencia pueden crear
una confusión en la identidad
sexual.
3.
Reconocer que la ausencia de
una correcta orientación sobre algo fundamental como es el sexo, puede acarrear
graves equivocaciones.
4.
Distinguir la diferencia del
despertar de la sexualidad en una persona con AMS.
2. Exposición del tema.
Esquema:
- La historia del
despertar de la sexualidad
- Las dudas y los
temores acerca de la sexualidad
- La inseguridad
del adolescente con respecto a su sexualidad
- Ausencia de
experiencia sobre algo fundamental
- La historia del
despertar sexual en el adolescente con AMS
- ¿Que hacer al
respecto?
1. La historia del despertar de
la sexualidad
La sexualidad es un aspecto fundamental de la
personalidad, es un modo de ser y de comunicarse, de sentir y de expresarse, es
una fuente de fecundidad y de procreación. Es por eso que no se puede separar
la sexualidad del amor de don y de acogida.
El sexo no es un
componente meramente biológico. Éste tiene que integrarse al plano físico, psicológico, social y
espiritual del ser humano. Es el sexo biológico el que determina que la persona
sea varón o mujer en el momento de la concepción, pero a medida que crece el
niño/niña se deben integrar los otros aspectos para que la persona logre
alcanzar un desarrollo psico-afectivo y sexual sano.
La
sexualidad humana ha de ser un instrumento de comunión y amor, de
complementariedad afectiva entre un hombre y una mujer. El sexo no llena a la
persona si no es con la condición de ser un vehículo y expresión de amor de
comunión y solidaridad.
De
ahí que el placer sexual tenga que ser integrado en una norma superior, una
norma que no puede ser ni la hedonista (el máximo de placer con el mínimo de
sufrimiento) ni la utilitarista, que utiliza al otro como objeto del propio
egoísmo, sino la norma moral que conduce a amar al otro en cuanto que es digno
de ser amado, conduciendo así la donación mutua en el amor recíproco. [1]
Antes
de los 3 años de edad, el niño/niña
tiene que haber establecido un perfil claro de su identidad de género;
es decir, que el niño tiene que reconocerse como varón, y la niña como mujer.
Aquí la importancia del apego del niño con su padre y de la niña con su
madre. A partir de la edad escolar, a
los 6 años, aumenta la curiosidad sexual, pero es entre los 10 y los 12 años
cuando la identificación de los modelos masculinos o femeninos es especialmente
importante para el desarrollo de la seguridad, la autoestima y el
establecimiento de la identidad sexual del pre-adolescente[2].
Durante la pubertad (período donde aparecen los
caracteres sexuales secundarios, entre los 12 a 14 años aproximadamente) los estímulos hormonales se ocupan del
desarrollo definitivo de los órganos sexuales; en el varón la testosterona, en
la mujer, los estrógenos. Al varón le
cambia la voz, le crece la barba, le aparece vello en las axilas, en la zona
genital y en el resto del cuerpo. En esta etapa se producen los
espermatozoides, aparecen las primeras eyaculaciones, los deseos eróticos y las
sensaciones de placer. En la mujer, se desarrollan los senos, crece el tamaño
de las zonas genitales, aparece la menstruación y aumenta el impulso sexual.
Según el Dr. Gerardo Castillo, la pubertad puede ser
considerada como la adolescencia inicial donde se presentan tres crisis:
La
crisis de crecimiento físico (el púber o pre-adolescente se avergüenza de su
nuevo aspecto); la crisis afectiva (inconformidad permanente con los adultos y
consigo mismo); la crisis de la sexualidad (desconcierto y posible sentimiento
de culpabilidad ante la maduración sexual). [3]
Además del plano biológico y sexual, la transformación
del pre-adolescente hacia el mundo adolescente y luego hacia el mundo adulto
requiere de una maduración en el plano mental, en el afectivo y en el social.
Cuando el individuo integra todos estos aspectos y se ajusta al papel sexuado
que le corresponde se define correctamente su identidad sexual.
2. Las dudas y los temores
acerca de la sexualidad
En todo adolescente existe un fuerte impulso hacia la
madurez propia del estado adulto, pero los cambios físicos y emocionales que tienen
lugar en la adolescencia acarrean muchas dudas y temores. A medida que avanza
en ese proceso de autoconocimiento, el adolescente obtiene una imagen y una
opinión de sí mismo. Esta etapa va acompañada de una crisis de identidad que
provoca estrés y exige un reajuste en todos los aspectos principales de la
persona.
“La identidad es un complejo término que en los últimos
años no suele faltar en muchas corrientes psicológicas que estudian el
desarrollo. Ericson aportaba ya en 1968 una
definición del término considerando la identidad como un sentimiento subjetivo
de sí mismo con una cierta continuidad a través del tiempo.” [4]
Unida a una crisis de identidad, el adolescente también
experimenta en esta etapa dudas y
temores acerca de su sexualidad. En el plano sexual, el chico se preocupa por
los defectos que pueda tener en el desarrollo del pene y en la erección; las
chicas por el crecimiento de los senos y por la menstruación. Los temores físicos
también van acompañados por temores sociales y por problemas sentimentales.
“Quiere crecer y madurar, pero al mismo tiempo esto le causa
temor e inseguridad, porque sabe que dejará de tener a sus padres detrás, que
deberá hacerse responsable de sus decisiones y opciones, que se enfrentará con
elecciones que tendrá que resolver solo; todo esto, en un marco confuso: no se
comprende a sí mismo, no comprende sus propios cambios de humor, le preocupa el
cambio por el que está pasando su organismo, no se siente a gusto en un cuerpo
que ha crecido demasiado rápido y con el cual se mueve torpemente. Además, la
maduración en los distintos aspectos de la persona ocurre cada vez con mayor
diferencia: la madurez física, intelectual y afectiva no son concomitantes; y
si a esto le agregamos una genitalidad en pleno hervor, nos encontramos con un
niño en un cuerpo de adulto al que no sabe aún controlar.”[5]
El
adolescente, a pesar de atravesar esta crisis, debe llegar a definirse a sí
mismo. Sin embargo, se puede ver perdido en una confusión de identidad de género
hasta llegar a caer en una serie de desviaciones sexuales, alentadas por el
ambiente que le rodea.
“La afirmación de sí mismo no debe confundirse con el narcisismo
y la masturbación, ni la amistad con compañeros con la homosexualidad, ni la
amistad y más adelante el noviazgo con personas de otro sexo con la
prostitución y el amor libre. Estas desviaciones no sólo no significan progreso
para la afectividad en lo psicológico y moral, sino que son un verdadero
retroceso que impide o dificulta la superación de la egosexualidad (una
sexualidad egoísta) y la llegada a una heterosexualidad madura, adulta y
generosa.”[6]
“Las
experiencias de maduración normales después de la pubertad estimulan los
procesos de integración. Este impulso en la dirección de una identidad sexual
dada puede perderse debido a los factores precedentes. Esto puede conducir a
una crisis de identidad (con marcada ansiedad y depresión) y/o confusión de
identidad. Por ejemplo, un chico con esta experiencia en la pubertad puede
tener un sentimiento de aislamiento y heridas narcisistas, que pueden
conducirle a la formación de una orientación homosexual identificándose con un
homosexual masculino que funciona como ideal del yo masculino. (Blos, 1979)”[7]
3. La inseguridad del
adolescente con respecto a su sexualidad
Los
estados de inseguridad, aunque se inician en la pubertad, continúan a través de
las distintas etapas de la adolescencia. El adolescente contrasta entre lo que
es y lo que quiere ser.
“En
el adolescente de esta fase coexiste la euforia de sentirse más capaz que antes
(hasta el punto de querer valerse por sí mismo) con el pesimismo que proviene
de no conseguir las cotas de autonomía que se había propuesto. Ésta es la
explicación de algunas conductas contradictorias y ambivalentes que suelen
darse en este momento: Inconformismo-conformismo; independencia-dependencia;
apertura-retraimiento.”[8]
Si
las crisis internas que aparecen en la adolescencia se resuelven adecuadamente,
el adolescente puede pasar a su etapa adulta sin dificultad. Sin embargo, el
adolescente que no “se gusta a sí mismo”, y que además vive en un hogar
disfuncional donde no ha habido una identificación adecuada con el progenitor
de su mismo sexo, puede quedar atrapado en esa etapa.
“El
adolescente no puede afrontar solo el reto que esta nueva etapa le presenta. La
ausencia de la figura del padre o de la madre serán siempre contraproducentes
provocando en él inseguridad y un fuerte sentido de soledad que dificultará aún
más la superación de la llamada “crisis de adolescente””. [9]
Abandonar
el mundo de niño para ingresar en el mundo adulto no es una tarea fácil. En la
pubertad y en la adolescencia surgen muchos retos y peligros. Uno de ellos es
la capacidad de la reproducción y la relación sexual. El adolescente tiene
dificultades comprendiendo el sentido y el alcance que tienen las
transformaciones físicas relacionadas con la madurez sexual.
“Hay
dos aspectos que deben ser aquí tenidos en cuenta. Por una parte, lo relativo al tema del cuerpo. La imagen corporal en esta edad ocasiona grandes conflictos al
adolescente. Es éste un aspecto que durante esta etapa tiene mucho peso. Por
otra parte, la sociedad a través de los estilos de vida y de los patrones de deseabilidad
social que hoy se ofrecen a las jóvenes generaciones, actúa peligrosa y
amenazadoramente ya que pone de relieve, con un cierto desequilibrio, aspectos
de la corporalidad que constituyen un poderoso y nocivo influjo en los
adolescentes.”[10]
Estos
cambios físicos pueden tener repercusiones sobre la vida psíquica ya que el
chico/a puede darle una importancia desmesurada a su aspecto físico. En esta
etapa se desarrollan criterios muy altos sobre el atractivo físico, que cuando
no se alcanzan, producen una serie de inseguridades acerca de la identidad
sexual. En estos casos, el “yo” se debilita y para llenar el vacío de su propio
ideal masculino o femenino, el adolescente puede desarrollar una atracción
hacia una persona de su mismo sexo.
“Si
un chico, con influencias familiares
desfavorables (…), cruza con éxito el umbral de las actividades masculinas
y entra en el mundo de los chicos –animado por los demás, por ejemplo- se puede
afirmar que el peligro de desarrollo homosexual se ha erradicado. A menudo, las
cosas no toman este rumbo positivo y, en vez de conquistar por sí mismo una
posición entre los otros chicos, el muchacho se desanima y se abandona a
sentimientos de insuficiencia y autocompasión. Si tiene la ocasión de hacer un
amigo, éste será un marginado como él: se siente solo y apartado.
Frecuentemente, este tipo de chicos son objeto de burlas, ridiculizados por su
falta de valor, les llaman “maricas” y cosas similares.
Muchos
pasan por un período preadolescente o adolescente de soledad y depresión.
Entonces, comienza el tercer paso en el proceso de desarrollo. El chico sueña
en ser como los demás y encontrar un amigo en su misma situación. El deseo homo
erótico de consuelo y compasión va indisolublemente unido al inicio de la
auto-dramatización.“[11]
4. Ausencia de experiencia
sobre algo fundamental
A medida que avanza la adolescencia,
los cambios físicos y psicológicos aumentan. Se redefine el “yo” y se
interioriza la identidad personal y sexual. Sin embargo, las sensaciones
mentales, sentimentales, físicas y
sexuales que aparecen son todas nuevas. Si la ausencia de la
experiencia sobre algo fundamental como es el sexo, va acompañada e inundada
por temores, dudas, inseguridades y por la falta o la mala educación sexual
familiar los resultados pueden ser nefastos.
El impulso sexual, o sea el apetito,
el deseo y la atracción sexual, tiene que unirse y referirse al amor como
capacidad de comunión y de solidaridad. Cuando se desliga del amor, pierde su
sentido más profundo y el fundamento de su ser, quedando atrapado el ser humano
alrededor del sexo, convirtiéndose en esclavo de un mundo donde la
masturbación, el sexo frívolo, la pornografía y/o la AMS se convierten en el centro
de su vida.
Dado lo profundo y lo envolvente de
la sexualidad humana, su dirección invertida puede tener graves consecuencias
sobre el destino de una persona. Cuando se trata de la AMS podemos decir que la
tendencia es dolorosa. Sin embargo, el comportamiento genital entre personas
del mismo sexo, además de ser contrario a la naturaleza, es autodestructivo
porque a menudo la relación se lleva en un clima afectivo tormentoso y rompe
con la vocación profunda del ser humano: la vida de comunión y solidaridad en
la complementariedad de varón y mujer.
5. La historia del despertar
sexual en el adolescente con AMS
El
proceso de transición erótica en el adolescente con AMS[12]
está fundamentado en una carencia afectiva que se manifiesta a través de
sentimientos de inferioridad respecto a su identidad de género:
“El
niño o el adolescente que está trastornado por fantasías e intereses
homoeróticos sufre sentimientos de inferioridad cuando mira hacia su propia
identidad sexual (o “identidad de género”); en otras palabras, acerca de su
masculinidad o feminidad. Un chico se siente entonces inferior cuando se
compara en su masculinidad, dureza, vigor, capacidades deportivas,
atrevimiento, resistencia o apariencia de hombre con otros chicos. Una chica se
siente inferior cuando compara su feminidad en sus intereses, en su comportamiento
o en su físico con la de las otras chicas.”[13]
El
hombre tiende por naturaleza a identificarse con su propio género. Un chico
quiere pertenecer al mundo de los demás chicos y hombres, al igual que una
chica al de las otras chicas y mujeres. El deseo de ser reconocido como uno de
los chicos (o chicas) es también algo innato en chicas y chicos con
sentimientos de inferioridad en su feminidad o masculinidad, respectivamente.
La sexualidad del adolescente con AMS está orientada a la búsqueda de calor y afecto,
de ternura y atención, y al admirar al “otro” busca sobrecompensar los
sentimientos de autocompasión. Más que sexo, el adolescente busca cariño y
valoración, poder pronunciar y escuchar un “te quiero” expresado en gestos de
ternura. El sexo es el camino equivocado y dramático por el que se busca cubrir
esta carencia en esta etapa.
“Esta
patética necesidad de “calor” puede conducir a fantasías eróticas íntimas con
algún amigo admirado. En otros casos, el adolescente no tiene claros los deseos
de cercanía y contacto físico, aunque más tarde pueda darse cuenta de que
estaban latentes. Mirar intencionadamente a los otros chicos jóvenes por la
calle es quizá el rasgo más común del despertar de los intereses homoeróticos.
Se quiere tocar y acariciar el objeto de admiración y ser acariciado por él,
estar cerca de él, intimar con él, captar su atención y “calor”. “¡Si me
quisiera...!”, es la respuesta habitual del chico.” [14]
Por sentimiento homosexual se
entiende cualquier sensación de enamoramiento o atracción erótica hacia
personas del mismo sexo. Esto viene acompañado de un débil o nulo interés
erótico por el sexo opuesto. Aquí debemos hacer una excepción: sentimientos
homosexuales que puedan aparecer durante la adolescencia (pubertad) y hasta los
17 años, por lo normal, son transitorios y deben ser contemplados como una
etapa más del desarrollo psicosexual. Desaparecen sin dejar huella cuando, en
la siguiente fase, despiertan los sentimientos de atracción hacia el sexo
opuesto.
“Aunque las fantasías, intereses o prácticas homoeróticas se
desarrollen, a pesar de todo, son de ordinario superficiales y tienden a
desaparecer tan pronto como las atracciones físicas hacia el sexo opuesto
empiezan a llamar la atención del joven que, en muchos casos, reacciona ante
este descubrimiento como diciendo: “¡Esto es lo que yo andaba buscando!””[15]
Debido a que las faltas de afecto,
afirmación e identificación continúan sin estar resueltas desde la relación
temprana con el padre, el niño que puede desarrollar una AMS siente una
carencia intensamente dolorosa. A una cierta edad ocurre una fase de transición,
cuando el deseo de afecto y de atención masculina se transforma en una tensión
sexual. El momento exacto de este desarrollo depende del desarrollo emocional
del niño y de su experiencia sexual. Para la mayoría de los niños tiene lugar
en la adolescencia temprana (sobre los 13-15 años). Durante esta fase estas
necesidades de afecto, afirmación e identificación no satisfechas toman un
intenso sentido sexual.
“Durante la etapa de transición
erótica, el niño es proclive a desarrollar un intenso interés por otro chico, a
menudo mayor, que parece tener esas cualidades que él admira. Puede ser un
chico que es particularmente bueno en los deportes, que es amigable y
extrovertido, o especialmente guapo y seguro de sí mismo. El niño desarrolla
una atracción que al principio no es sexual. Más adelante le sigue una fase de
transición en la que la admiración se erotiza. Los testimonios de los
pacientes, uno tras otro, confirman que esta necesidad de afecto no satisfecha
está en el origen de la posterior atracción homosexual. Muchos clientes[16]
recuerdan que su primer contacto físico con el mismo sexo fueron besos y
abrazos, para “llenar ese hueco interior”. Con el tiempo, la necesidad de
contacto afectivo-romántico es superada por deseos eróticos específicos.”[17]
Si estas necesidades afectivas no se cubren y si el
ambiente es pro cultura gay y lleva a los adolescentes con AMS el mensaje de “eres así y has de aceptarte”, entonces
el adolescente puede crecer en la afirmación de su AMS y esto puede llevarle a
ir afianzándose en la conciencia de que es así, llevándole con el tiempo a dar
el paso de la “aceptación”, paso que dificultará el proceso de maduración de su
sexualidad madura y plena. Este proceso está muy estudiado y está muy extendido
entre los adolescentes.[18]
6.
¿Que se
puede hacer al respecto?
Si la historia de tu despertar sexual
estuvo marcada por temores e inseguridades, por dudas y carencias, por falta de
modelos y por falsos mensajes que te impulsaron a desarrollar una AMS, te
invitamos a descubrir que nunca has estado predestinado a esos sentimientos
confusos y que no “eres” homosexual, sino una persona que no ha madurado a fondo su sexualidad. Han
sido estas carencias y vacíos, incluso experiencias traumáticas y dolorosas las
que te han conducido a sentirte atraído/a hacia una persona de tu mismo sexo. A
través del programa de auto ayuda que te ofrecemos en “es posible la esperanza”
descubrirás tu verdadera identidad, conocerás las causas de tu AMS y aprenderás
a superar tus miedos y tus dudas, tus inseguridades y tus vacíos y a madurar
una sexualidad gozosa y plena; es decir, una sexualidad vivida en y desde la
comunión y la solidaridad.
[1] José Antonio Sayes, Moral de la Sexualidad , EDICEP,
Pág. 51-52
[2] Se considera la pre-adolescencia como el período entre los 10 a los 13 años, y la
adolescencia entre los 14 a
los 16 años.
[3] Gerardo Castillo, El adolescente y sus retos. Pirámide 2000, Pág. 29
[4]Aquilino Polaino, Javier Cabanyes, Araceli del Pozo. Fundamentos de Psicología de la Personalidad. Rialp. Pág. 74
[5]
Mujer Nueva, Educar en la sexualidad al adolescente
y al joven, en:
[6] Mujer Nueva, Educar en la sexualidad al
adolescente y al joven.
[8] Gerardo Castillo, El adolescente y
sus retos, Pirámide 2000, Pág., 145
[9] Aquilino Polaino, Javier Cabanyes, Araceli del Pozo. Fundamentos de Psicología de la Personalidad. Rialp. Pág. 76
[10] Aquilino Polaino, Javier Cabanyes, Araceli del Pozo. Fundamentos …, pág. 73
[11] Sandrer Breiner, Homosexualidad
adolescente.
[12] Atracción por el Mismo Sexo (AMS).
[13]
Van den Aardweg, Gerard J. M. Homosexualidad
y esperanza. Terapia y curación en la
experiencia de un psicólogo, pág. 29.
[14] Van den Aardweg, Gerard J. M. Homosexualidad…,
pág. 36.
[15] Van den Aardweg, Gerard J. M. Homosexualidad…,
pág. 17.
[16] En Estados Unidos los Psicólogos prefieren utilizar la palabra cliente para referirse a los
“pacientes” y así evitar la connotación de “enfermo” para la persona que recibe
ayuda terapéutica.
[17] Joseph Nicolosi, Terapia reparativa
de la homosexualidad masculina, pág.
32
[18] Aquilino Polaino, El proceso de auto-identificación homosexual,
en:
3.
Preguntas de interiorización y asimilación.
1. Ideas fundamentales del
tema.
·
La pubertad es el momento
de la vida en que se ponen de manifiesto los intereses sexuales y en el que el
instinto sexual cobra gran
relevancia.
·
Cuando las tensiones
sexuales son recurrentes durante el periodo del despertar sexual es factible que
se produzca una confusión temporal respecto a la orientación sexual, situación
que puede agravar un trastorno de identidad de género o déficit de
masculinidad.
·
La adolescencia es un
periodo crítico de la vida en el que el joven necesita de mucha comprensión y
aliento para cimentar de forma exitosa bases firmes para la posteridad, cuando
se carece de este elemento es bastante común que la desorientación existencial
conduzca a problemas nerótcos y otras formas de trastornos
psíquicos.
·
Es muy importante que el
adolescente cuente con la disponibilidad y asistencia de sus padres para
apoyarlo y aconsejarlo debidamente durante este trance, también es necesario
contar con modelos y referencias positivas de vida que inspiren al adolescente
hacia ideales altos y
nobles.
2. Describe cómo fue tu
despertar sexual y el desarrollo de tu
AMS.
No desarrollé AMS, pero
concebí un problema afectivo denominado efebofilia que alberga algunas
similitudes con la dinámica de la AMS.
No sé si podría considerarse
despertar sexual a eso, pero, en pocas palabras mi instinto heterosexual dejó de
manifestarse a los 14 años de edad, más o menos; mi despertar sexual fue
heterosexual, luego ese instinto se perdió y no volvió a manifestarse con
espontaneidad y recurrencia. Como a los 15 años aparecieron los intereses
efebofílicos en un plano puramente emocional, a los 18 años accedí a la
pornografía y todo eso se convirtió en una parafilia que con el tiempo degeneró
en un problema sexopático.
3.
¿Cuáles fueron tus mayores dudas y temores acerca del desarrollo de la
sexualidad en tu etapa de púber (9-11 años), de adolescente (11-16 años) o de
juventud (17-21)?
De niño
no experimenté conflictos de ese tipo. De adolescente, las dudas clásicas sobre
si era diferente a los demás varones por no experimentar atracción por las
chicas, más estoy seguro que nunca concebí la posibilidad de ser “homosexual”,
sentía que no era eso y que tenía otra cosa sin un nombre para definirla con
propiedad, y en ausencia de ello, me quedé con la duda y sin sexualidad
definida.
En la
época de la juventud tampoco me asigné títulos de “bisexual”, “gay”, o
heterosexual, simplemente me consideré de “mente abierta”, ya que ese título
estuvo muy de moda en esas épocas. Siempre quise saber que era yo en materia de
sexualidad.
4. Te
sentías inseguro acerca de tu persona, de tu cuerpo? ¿Por qué? ¿Cómo lo vivías?
Claro, uno de los elementos
de desarrollo de la efebofilia fue el problema de alienación corporal, el
inconformismo respecto a mi imagen corporal deficiente e “imperfecta”;
desarrollé lo que se conoce como HERIDAS EMOCIONALES DE
AUTOIMAGEN.
También
me sentía inseguro respecto a casi todo por el problema del TOC latente, los
problemas sociales y la carencia de amistades sólidas y verdaderas. La vivencia
de todo esto fue traumática y
estresante.
5.
¿Existen en la actualidad los mismos miedos y la misma inseguridad acerca de tu
sexualidad? ¿Cómo lo vives?
No,
ahora tengo las cosas claras y se cual es mi meta, y los modos y medios de
conseguirla. Reconozco la efebofilia como un problema, y busco, al lado de
muchas otras personas la plenitud
heterosexual.
6.
Después de haber leído y trabajado esta Ficha, reflexiona y escribe en la
relación de tus miedos, inseguridades, dudas,… con el desarrollo de tu
AMS.
No hay duda que durante mi
vida me faltó la orientación por parte de otra persona en materia de dudas y
temores, también me hubiese gustado haber contado con la figura de un buen
padre, un hermano mayor o un mejor amigo que me hubiese aconsejado durante todo
este trance y estas intensas dificultades
existenciales.
Hubiese
sido muy positivo para mí el haber contado con orientación psicológica en esos
momentos, y también con seguimiento
psiquiátrico.
4.
Ejercicios prácticos para la aplicación a la vida de todo lo trabajado en
la
Ficha.
No tengo dudas
significativas actualmente respecto a mi sexualidad, sé que soy cercano a un
concepto de asexualidad, pero sé perfectamente que soy un heterosexual latente,
y confío en que podré desarrollar con constancia, inteligencia y decisión esa
parte de mi vida que ha estado bloqueada y perdida por tantos
años.
5. Testimonio.
Luck experimenta la
incertidumbre y el miedo propio de todos los adolescentes que perciben por
primera vez sus sentimientos de atracción hacia el mismo
sexo:
Hace como un año aproximadamente
ocurrió lo que yo no sabia. Sentí atracción por el mismo sexo. Al principio no
comprendía lo que pasaba, me di cuenta que era horrible, y si me ponía a pensar
que en eso iba a lograr algo, estaba
equivocado.
Me dio
angustia por varios días, hasta que rogué al Señor para que me ayudara, le pedía
todos los días: "sácame de la homosexualidad", hasta que por el Señor llegue a
esta maravillosa pagina. Al principio estaba asustado, con muchas dudas, no
sabia como empezar, hasta que me registré. Me salio una amargura de mi corazón y
me sentí aliviado.
Pero
surgieron muchas dudas que me complicaron y, esa amargura, que es lo que más
temo, volvió. Así que no tengan miedo, las amarguras se pasan con momentos
felices y este tratamiento milagroso me dio fuerzas para
vivir.
Cuaderno
de: Luck 13 _ Chile, en:
Los sentimientos de
inferioridad, las respuestas sexuales, la confusión y la resignación son los
sentimientos incipientes dolorosos que acompañan al reconocimiento que hace Luis
en de su situación de AMS:
Mi
nombre es Luis, soy de Perú tengo 14 años y decidí iniciar la terapia para dejar
atrás el infierno en el cual me encontraba, y bueno creo que es cierto que este
problema radica en la familia, ya que cuando me gustaba un chico, en realidad
una parte de mí lo veía como un nuevo hermano mayor o inclusive como un padre al
cual querer y ser protegido por él, pero poco a poco ese problema se fue
agravando, empecé a ver videos pornográficos y a hundirme más en el pantano de
la perdición.
Al principio me incomodaba
sentir eso, pero luego me resigne a ser así, creía que podría ser una persona
exitosa en muchos aspectos, pero que ese siempre seria mi punto débil.
Tiempo después leí un libro el cual
planteaba que era posible dejar la homosexualidad, pero no lo entendía muy bien
y como me daba vergüenza preguntar, deje las cosas como estaban, aunque en mi
había quedado un pequeño punto luminoso ante tanta oscuridad, ahora estoy seguro
de que si es posible cambiar, pero a veces temo no ser lo suficientemente capaz
como para concretar lo que busco, ocasiones en las cuales mi otro yo que si cree
en mi y en la terapia me anima y dejo atrás ese temor.
A pesar que
no he llegado a tener una relación con otro chico, mi vida no ha sido fácil,
siempre pensaba ¿por qué me tenia que pasar eso justo a mí, por que a mí? Al
principio creí que colocándome hormonas masculinas podría solucionar el
problema, pero poco a poco me dejé llevar a ese infierno disfrazado de paraíso,
muchas veces pasó por mi cabeza la idea de que tal vez Dios se había equivocado
al crearme hombre, ahora veo esto como una de las peores equivocaciones, tratar
de poner a Dios como el culpable de mi situación, pensé que estaba condenado a
llevar una vida así y que lo único que tenía que hacer era aceptarla, comencé a
refugiarme en la pornografía y en la masturbación, me producía placer y algunas
veces terminaba masturbándome tres veces al día, pero en el fondo sentía que me
faltaba algo, a pesar de que ya había abrazado la idea de estar condenado a eso.
Era más maduro que mis compañeros en
muchos aspectos, pero en ese me sentía el más inferior de todos, mis compañeros
siempre me molestaban porque no era muy bueno en los deportes, porque no era
como ellos, al principio les decía que no era cierto lo que ellos me decían,
pero luego en la secundaria me sentía muy mal, era consciente de que lo que me
decían era cierto, me gustan las mujeres pero en realidad quienes me excitan son
los hombres, nunca llegué a excitarme con una mujer, al menos que yo recuerde,
así que solo recurría a pornografía gay. Si no podía acceder a la pornografía
trataba de tener fantasías eróticas para hacer de la masturbación más
placentera. Pienso que la pornografía es una de las peores creaciones del ser
humano, y que los que poseemos tendencias homosexuales no somos los únicos con
este problema, es de ignorantes decir que la unica pornografía mala es la
homosexual, tanto la homosexual como la heterosexual son dañinas.
Degradan al máximo al ser humano.
Cuaderno de: Luisen 15_ Perú, en:
Responde:
El momento crítico de
activación de la AMS y las reacciones emocionales intensas y estresantes ante
ese suceso.
2.
¿Con qué aspectos de estos
testimonios te sientes identificado? ¿Por
qué?
No viví esa situación dado
que no desarrollé la AMS, pero si conozco lo que significa sentirse diferente y
experimentar confusión y dudas respecto a no saber la causa de todos esos
sucesos emocionales que tienen tan alto impacto en la
adolescencia.
3.
¿Qué aspectos de estos
testimonios son “pistas” importantes para tu Autoayuda? ¿por
qué?
La esperanza de estos chicos
al tener frente a sus vidas alternativas viables de solución del
problema.
7.
Ejercicios de Auto
Conocimiento Personal
El sentimiento de soledad de
mi adolescencia
2.
Describe tus emociones o
sentimientos con relación a este hecho.
Si
hubiese contado con el ambiente adecuado y con personas que me inspiraran
confianza, el desarrollo de mis principales problemas de vida no hubiese
acaecido de la forma como sucedió y tal vez se hubiera evitado el desarrollo de
estos; a veces siento algo de tristeza al recordar este
hecho.
3. Describe los pensamientos automáticos negativos
que te vienen a la mente al vivir o recordar este
hecho.
“Son
experiencias que difícilmente se recobrarán”, “me hubiese gustado tener una vida
distinta”
4. Desde lo que has descubierto y aprendido en esta
ficha responde racionalmente a cada uno de los pensamientos automáticos
anteriores.
La vida
está marcada por retos y problemas de todo tipo, y un verdadero acto de madurez
es aprender a enfrentar con valor, inteligencia, fe y
esperanza.
5.
Qué resultado se produce en
ti al contrastar tus pensamientos y tus emociones y las respuestas racionales.
Tengo
mucha confianza en la providencia divina, y sé que el Señor me está regalando
amigos, gracias y medios para sanar mi corazón y cubrir los déficits de mi vida.
Sé que puedo lograr mis metas, y eso produce serenidad en mi
interior.
6.
Escribe 3 acciones,
compromisos o actitudes que vas a realizar en estas dos próximas semanas para
madurar tu personalidad en este aspecto.
Voy a
acrecentar mi vida espiritual, acercarme más y más a mi divino maestro,
fortalecer amistades, acercarme a mis compañeros de EPE, y seguir firme en mis
luchas por la verdad y la
realización.
7.
Revisa si has cumplido
satisfactoriamente los compromisos de la Ficha anterior.
Creo que
sí, pero ha pasado tanto tiempo que no recuerdo cuales fueron, espero haberlos
cumplido.
7.
Recursos para profundizar (Trabaja al menos uno de estos recursos cada
Ficha):
Artículos.
·
Educar en la sexualidad al
adolescente y al joven
· La educación sexual como educación de los
sentimientos, de Enrique
Rojas
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