Mi historia psicosexual



La historia psicosexual que posteo en esta entrada está basada en mi visión personal de 2006, como ya lo he mencionado muchas veces.... en esa época aún no tenía claridad sobre la naturaleza de mis verdaderos problemas, así que básicamente adopté la interpretación más razonable.  Cuando escribí eso, pensaba que era una persona con atracción hacia el mismo sexo, con los años descubrí que eso nunca fue así, y esa historia del descubrimiento es un asunto que iré publicando poco a poco.

Mis escritos están bastante influenciados por la literatura sobre terapia reparativa que profundicé un poco antes de redactar la historia psicosexual.

¿Por qué no soy heterosexual y homosexual? ¿por qué soy una persona asexual? Porque no experimento sentimientos de atracción erótica hacia hombres, mujeres o transgénero.  En los comienzos creía que era heterosexual, luego homosexual, y al final bisexual... pero nunca tuve ese recorrido, mis supuestas atracciones homoeróticas nunca fueron hacia hombres... como persona autista es muy sencillo que te obsesiones con diferentes elementos de la vida, y que a través de esas fijaciones o intereses restrictivos obtengas una identificación bastante general.

Siempre estuve obsesionado con los adolescentes y todo lo que representaban, también lo estuve con la belleza, la misantropía, la pornografía, el sexo gay, las características sexuales secundarias en los hombres; lo feo de ser autista es que desarrollas obsesiones severas con cualquier cosa, y muchas degeneran en formas de trastorno obsesivo compulsivo.

La genuina atracción sexual hacia una persona sólo se mueve hacia el terreno de la masculinidad o la feminidad, y contempla un gusto particular por la contemplación del cuerpo, la genitalidad y el aspecto emocional que caracteriza a cada género; en todos los casos, la atracción toma esos tres elementos como su eje central, y en cada persona existe una variación única respecto al grado de incidencia de cada uno.

No podemos hablar de existencia de atracción sexual en los casos de parafilias o cualquier otra expresión de problemas psicosexuales, como tampoco es válido afirmar que exista atracción sexual en los casos que el instinto se proyecte sobre una objeto abstracto o un rasgo personal más allá de los tres elementos base.

A mi historia tengo que añadir que tuve cierto contacto sexual con una mujer y tres hombres en el año 2007, pero fue algo insignificante, no hubo penetración ni contacto con fluídos corporales, y todo duró pocos minutos, además que mi grado de excitación fue leve, y eso propicio que los actos nunca se consumaran o pasaran a fases de exploración mayor,  y en general, esas experiencias no me gustaron y deseé nunca más volver a repetir algo parecido.  Así que a la fecha conservo intacta mi virginidad.



Martes, 15 de noviembre de 2006


HISTORIA PSICOSEXUAL



A los 5 años me tocaba los genitales con un vecino de mi misma edad, lo hacíamos de forma recíproca y oculta; este mismo tipo de actividad lo realicé con mi casi-primo 3 años mayor que yo; todo eso pasó antes de cumplir mis 7 años.* Actualmente veo todo eso como un simple juego de niños, una actividad de exploración erótica infantil, creo que muchos niños lo hacen, me parece que en aquella edad no existe malicia sexual.* Por otro lado destaco que desde esta temprana edad desarrollé un gran interés por la cuestión del sexo y la experimentación sexual.


Recuerdo que de los 6 a los 11 años me gustaba frotarme los genitales, una especie de simulación de masturbación, pero no propiamente el acto; hacía tales cosas frente a un espejo cuando me quedaba a solas, me gustaba la sensación de placer, aunque no era una actividad que realizaba a menudo, tan solo unas pocas veces al año, porque casi siempre estaba acompañado y los juegos dinámicos con los otros niños ocupaban mi atención.


A los 12 años me masturbé formalmente por primera vez, yo mismo descubrí como realizar ese acto, nadie me enseñó, aunque no llegué a practicarlo con regularidad, pues fue cosa de pocas veces en ese año. No recuerdo si en mi niñez mi mamá me habló de temas sobre sexualidad, la mayoría de lo que aprendí respecto a esa cuestión fue a través de enciclopedias y libros debidamente ilustrados, fue así como conocí el concepto de masturbación y todos los demás tópicos, sin embargo en esa época no me era muy claro el asunto de los actos sexuales en pareja o grupo. 


Antes de los 15 años me masturbé pocas veces, mis fantasías en aquel entonces fueron netamente heterosexuales, durante estos años sostuve una fuerte lucha contra las pasiones y puse en práctica todos los remedios y consejos ascéticos para doblegar los deseos de la carne, entre otras muchas herramientas de sublimación. A pesar del desarrollo tardío de mi cuerpo, mi cerebro si creció a la par de mis compañeros de edad, así que a los 13-14 años, yo también tenía muchos de sus intereses y los demás aspectos psicológicos. 


A los 15 años entré a la pubertad y todos aquellos cambios fisiológicos me gustaron al principio, aparecieron las características sexuales secundarias e incluso igualé en estatura a unos pocos compañeros de clase, aunque todos ellos denotaban una edad superior a la que yo aparentaba, ¡y teníamos los mismos años de vida! En esta edad aparecieron los sentimientos "homosexuales", mi interés homoerótico siempre se ha centrado en la parte de los cuerpos, la fijación se concentra en la estructura anatómica, los caracteres sexuales secundarios y el tamaño de los genitales, y desde esa edad hasta el presente mi interés homoerótico es el mismo, salvo un desesperado interés por la adolescencia que creció con el paso de los años, y que por así decirlo es mi único aliciente homoemocional. 


A partir de los 15 me masturbé con más frecuencia, un par de veces al mes, aunque el ritmo se alternaba, a veces lo hacía varias veces a la semana, y en algunas ocasiones me mantenía sobrio por un considerable periodo de tiempo; como en años anteriores cultivé una gran fuerza de voluntad, las pasiones nunca me esclavizaron a través de actos sexuales, tampoco llegué a sentir mucho atractivo por la masturbación y la sensación orgásmica, las eyaculaciones eran una pérdida de energía y me desgastaban mucho, así que me esforcé por controlar eso y ser menos animal, me evadía mayormente a través de la fantasía y la sensación de alivio que esta me producía, y como de costumbre, cortocircuitaba el proceso de excitación sexual. 


En los años siguientes el asunto de la masturbación no varió mucho, siempre he visto en la masturbación una forma de autocastigarme más que un medio de autocomplacencia. 


Cuando tenía 15 años me reencontré con mi amigo J-M, a él lo conocí cuando tuve 11 años, él es 2 años menor que yo; su mamá era amiga de la mía, y en esa época llegamos a compartir uno que otro juego; J-M tiene 2 hermanos mayores, uno de ellos le lleva 4 años de diferencia y el otro 1 solamente; sus padres se habían separado cuando él era un niño, y cuando J-M cumplió 12 años su mamá se fue para España y los dejó al cuidado de los otros familiares, pero ellos 3 vivían solos en un apartamento.

J-M cursó la secundaria en mi mismo colegio, pero los primeros años estuvimos en diferente jornada, así que no nos vimos mucho y no llegamos a tener ningún vínculo de amistad sobresaliente.* En el penúltimo grado del bachillerato nos volvimos a encontrar, los dos estábamos en el mismo grupo, y vivíamos muy cerca, pues nuestras residencias estaban a pocos metros de distancia.* J-M fue mi compañero más querido durante los 2 últimos años del bachillerato, entre nosotros nació una fuerte empatía, no nos convertimos en amigos íntimos porque yo estaba emocionalmente cerrado a todo tipo de gente, pero por nuestros gustos, intereses, aficiones, pensamientos y aparente afinidad de edad cronológica y mental nos hicimos muy cercanos; J-M era el más joven del grupo, y aunque era un poco gordito, tenía la cara y la apariencia de un niño, él y yo aparentábamos la misma edad, y por esa cuestión creo que llegamos a identificarnos mutuamente y a apreciarnos bastante. 


Alrededor de los 15 años y cuando ya estaba experimentando la atracción homosexual, me dediqué a vigilar a 2 vecinos, dos hermanos, me obsesioné con ellos y no dejaba pasar oportunidad para verlos, ambos eran de mi edad, me gustaban sus cuerpos atléticos, en realidad, todo de ellos, mi mayor anhelo era conocerlos, hablarles y ser su amigo, pero veía esa posibilidad muy lejana, y más todavía cuando tuve que mudarme de aquel sector y cambiar de FAMILIA.* También me llegué a obsesionar durante los 2 últimos años de bachillerato con un chico de un grado inferior, pero como fue algo aislado y poco notorio, no entraré en detalles.* 

En este tiempo apareció J-M que cambió las cosas e hizo posible la realización de mi sueño con los 2 hermanos.* El hermano 1 año mayor de J-M era amigo de estos 2 muchachos, y como yo iba a menudo al apartamento de J-M logré conectar con sus hermanos y estos 2 chicos.* No nos hicimos los amigotes ni me hicieron parte de su grupo al principio, pero después de pocas semanas llegué a tratar con todos de forma muy cercana.

Así que constantemente estaba en la casa de J-M para estar cerca de su hermano y de los otros 2 chicos, aparte de compartir y realizar con J-M los deberes académicos, pues los 2 trabajamos siempre en equipo; J-M era muy brillante pero algo perezoso, de manera que tener amistad conmigo le representaba una oportunidad perfecta para estar al día con los compromisos escolares. Al principio J-M me atraía, pero con el paso de las semanas el sentimiento homoerótico se disipó y llegué a verlo con bastante normalidad, además sus intereses eran netamente heterosexuales. 

Nuestra amistad de grupo se limitó a los juegos de video y conversaciones propias de la edad; un par de veces los acompañé a jugar baloncesto y a pasear por centros comerciales, pero nunca me llegué a integrar verdaderamente, porque mis intereses diferían de los suyos en aspectos muy profundos; mi pensamiento de adulto, mi historial religioso, mi actitud moralista, mi desinterés en muchos temas juveniles básicos, mi reticencia emocional y mi aparente asexualidad fueron barreras que impidieron la armonía y la perfecta integración.* Aunque no me excluyeron del grupo, me trataban con prevención y con cierta distancia, no había camaradería conmigo de parte de los 2 hermanos que eran mis amigos idealizados; por un lado era repudiado y por el otro admirado.* 

El tema que nos hizo incompatibles fue el del sexo..., aparentemente todos tenían intereses heterosexuales. Entonces las mujeres, los noviazgos y las relaciones sexuales con chicas eran el tema favorito, yo mostraba mis opiniones un poco forzado y me distanciaba del tema, mi posición conservadora les molestaba, al igual que mi interés por la virginidad y la vida sacerdotal; esas siempre fueron mis mejores explicaciones para ocultar mi interés sexual por los hombres y no levantar sospechas, pero en el fondo de todo subyacía el miedo y disgusto que experimentaba por el sexo opuesto y cualquier forma de intimidad en ese sentido, inconscientemente responsabilicé a las mujeres como la causa principal de mis sufrimientos, y no quería tener nada que ver con el mundo femenino, pero en lo más escondido sentía un deseo grande de tener contacto con ellas. MIS TENDENCIAS HOMOSEXUALES SON UNA FORMA DE SUPRIMIR MI INSTINTO HETEROSEXUAL Y UN INTENTO DE REPARACIÓN DE MIS DEFICITS DE AUTOIMAGEN MASCULINA. 

En este grupito de amigos, las mujeres y el sexo eran el tema favorito, y aunque no me asociaron con homosexualidad, me distanciaron de tratar lo referente a ello en mi presencia, pues no podían dejarme de lado ya que el vínculo con J-M era permanente e "irrompible".* Conseguían pornografía, pero no me mostraban las revistas ni los videos, ni tampoco me hablaban de sus conquistas, tal vez temían ser sermoneados. Los hermanos a los que idealicé siempre fueron causa de admiración para mí, ellos eran esbeltos, altos y muy atractivos; conversé con ellos sobre muchos temas, y bromeabamos mutuamente, y lo mejor de todo fue que llegué a conocerlos muy bien en el aspecto psicológico, lo que me permitió ganarme su respeto.* ¡Estos dos amigos y los demás del grupo fueron una oportunidad perfecta para mi ritual de iniciación masculina adolescente, pero las cosas no se dieron, tal vez no convenía!* Uno de ellos tenía mi edad y el otro era un año menor. 


La historia con el hermano de J-M, llamado Andrés, es un poco larga, así que resumiré y omitiré detalles innecesarios.* Andrés tenía 15 años en aquella época, él es un año menor que yo, él también estudiaba en mi mismo colegio, pero 2 grados atrás, no era un buen estudiante, era rebelde y loco.* Cuando lo conocí me pareció normal, un poco brusco y vulgar por gestos y palabras, pero decente en apariencia.* 

Cuando comencé a frecuentar el apartamento de J-M, él se comportaba bien, hacía algunas cosas estrambóticas, pero me trataba con respeto, hablábamos normalmente y actuaba como todos los demás, mostraba mucho interés por los asuntos sexuales y hablaba de chicas, era íntimo amigo de los 2 hermanos, objetos de mi admiración.* 

Todo lo "raro" comenzó un buen tiempo después, su trato hacia mí cambió cuando estábamos a solas, me hacia preguntas quisquillosas y se me acercaba de una forma muy particular que noté como inadecuada, pero en el fondo me gustaba lo que hacía, porque yo había entendido por donde posiblemente iban las cosas; al principio pensé que era una de sus bromas, pues solía hacerme bromas pesadas en compañía de los otros amigos, pero también pensé que era alguna táctica para probar si me atraían los hombres y descubrirme frente a los demás, así que lo traté con mucha prevención. 

J-M siempre estaba conmigo y yo no iba a su casa a menos que él estuviera, así que no había muchas oportunidades para tales juegos, pero los espacios se dieron después.* Un día en que nos quedamos solos por un momento, Andrés me mostró su pene, y como el hermano regresó instantáneamente todo quedó ahí, y yo no dije nada al respecto. Con el paso de las semanas las cosas se fueron dando de la misma manera, en esos breves espacios de soledad, solo que todo fue transcendiendo... ya no solo me mostraba sus genitales, sino que se masturbaba o fingía hacerlo. De esa manera Andrés se convirtió en mi principal motivo para visitar la casa de J-M.


Los encuentros exhibicionistas se prolongaron por un largo espacio de tiempo, pero fueron muy pocos. Andrés siempre hacía su rutina y yo lo observaba con interés, nunca me dejé manosear ni correspondí a alguna invitación sexual; yo siempre permanecía rígido sin musitar palabra y con aparente desinterés, además no comentaba nada de eso ni con él ni con nadie, yo era simplemente un observador. 

Andrés me atraía bastante, era parecido a mí: no muy alto y se veía un poco más joven para su edad; y sus cabellos y ojos claros era una característica que me llamaba mucho la atención, aparte de los signos de la adolescencia que notaba en su cuerpo. Siempre he pensando que Andrés solo me tomaba del pelo y que esas actividades exhibicionistas fueron el producto de su exagerada afición por hacer bromas de mal gusto, y no el signo de intereses homosexuales reales; además he leído que hay muchachos adolescentes sin AMS (atracción hacia el mismo  sexo) que gustan de realizar y participar en juegos homosexuales por un espacio de tiempo muy corto.


A comienzos del último año de bachillerato, Andrés se marchó para España y no volví a tener contacto con él, y solamente permanecieron en el grupo J-M y los otros 2 hermanos.* Cuando finalizamos el bachillerato, nos separamos, J-M se fue para España y como él era mi conexión con los otros, el grupo se esfumó y no nos volvimos a tratar. 


Cuando cumplí los 18 años y comencé a frecuentar la Internet, un muchacho de otra ciudad me empujó hacia la adicción a la pornografía gay, y a un ritmo compulsivo de masturbación; anteriormente solo había visto una que otra foto porno de mujeres, pero este nuevo material me absorbió en un mundo de fantasías sexuales; a esta edad noté un fortalecimiento enorme de mis intereses homosexuales, solo pensaba en hombres y las mujeres me eran indiferentes, en ese tiempo me atraían los muchachos de mi edad y los menores.

Durante ese tiempo también conocí a un paisano de mi ciudad por Internet, un chico de 15 años, nos reunimos 2 veces, charlamos en persona de cosas sanas, y el tema del sexo solo lo tocábamos por el Messenger; yo tenía muchas ganas de probar el sexo gay, pero no pude debido a que enfermé de varicela, la cual afectó bastante mi cara y mi cuerpo, y eso me alejó de él y de todas las personas, no volví a llamarlo ni ha hablarle por el Messenger, y tiempo después me enteré que se había marchado a otra ciudad; tardé varios meses en recuperarme, y la varicela dejó muchas marcas en mi cuerpo, lo que me desanimó a buscar algún contacto sexual, así que me adentré en el campo del cibersexo y solo contacté a muchachos anglosajones y a cualquier otro de origen europeo, ya que ellos eran la viva representación de cómo yo quería ser físicamente. 


Durante mi estadía en el seminario todo estuvo bien, raras veces cedía a la masturbación y los sentimientos homoeróticos parecían haber desaparecido; ninguno de mis compañeros seminaristas, que eran muchachos de mi edad, me causaba atracción ni tampoco los de más edad, así que vivía muy tranquilo entre mis congéneres.* De vez en cuando me despertaban el interés homosexual los adolescentes de los grupos juveniles, pero como me sentía muy seguro y feliz, esas cosas se iban con rapidez, y también porque los chicos me trataban con bastante interés. 


Al salir del seminario estuve en orden algunas semanas, pero el drástico cambio de ambiente, las presiones económicas, las cargas emocionales, la aparente soledad y los conflictos emocionales muy internos, hicieron que buscara refugio en mi antiguo mundo de fantasías homosexuales.* Así que a partir de esta época me convertí en un coleccionista de cierto tipo de pornografía muy interesante y exclusiva, y en un miembro activo de un sistema de distribución de la misma. Me hice poseedor de una colección de esa basura mental, gasté una enorme suma de dinero y empleé más de seis meses en reunir muy buenas películas de ese género.* 

Al principio me masturbaba pensando en las imágenes de los videos, pero tiempo después me harté de la masturbación y me limité solo a observar, luego me aburrí de mirar videos y centré toda mi atención en la acción de coleccionar esas cosas tan "exóticas" y tan difíciles de conseguir.


Por esta época encontré la página de ES POSIBLE EL CAMBIO y me interesé por la terapia reparativa de la homosexualidad, pues años atrás había leído algunos escritos del doctor Van Den Aaardweg, pero no había tenido la posibilidad de acceder a ningún tipo de tratamiento eficaz para la curación de mi problema, entonces nació la esperanza en mi vida y decidí evaluar la alternativa de curación que se planteaba ahí.* No quería separarme de mi colección ni tampoco abandonar la idea de tener una experiencia homosexual antes de tomar ese camino.* 

A medida que leía los contenidos de la página de EPEC, también me hacía de nuevos contactos de mi ciudad, buscaba "amistades" y la oportunidad de experimentar; hallé gente de mi tipo, nos veíamos por la webcam, nos facilitábamos números de teléfono y negociábamos las condiciones del acto, entre otros detalles de logística..., solo buscaba sexo anónimo y nada de compromiso... Y de esos pocos contactos que hice, solo terminé reuniéndome con una persona; él era un chico de 14 años, estuve un rato en su casa, y luego de una charla algo bochornosa me fui rápidamente diciéndole que yo no deseaba ser gay.* 


Pasé un par de meses en esa faena, la de conocer gente e intentar tener aventuras sexuales, hasta que un día me encontré accidentalmente con mi ahijado de confirmación, un muchacho de 15 años... ese fue el ingrediente que colmó la copa, aunque solo reaccioné luego de embarrarla, pues le mostré un video por lo cual él me hizo una propuesta indecente, pero yo me resistí y huí.* Después de eso supe lo que tenía que hacer y Dios me ayudó, destruí mi colección y me metí de lleno en la terapia, mi ahijado se distanció de mí, mi rechazo tal vez lo afectó y también creo que no le gustó mi nueva posición de cambio y curación.* 

Tuve una leve recaída y me alejé un poco, pero en ese tiempo maduraron muchas cosas de mi personalidad y busqué otros medios más asequibles para curarme.* Finalmente decidí volver a la página y enfrentar con valor todos los problemas que me afligen y que han estado pendientes por años.* Ahora estoy en la labor de dar pasos firmes, de comprometerme con autenticidad y de reparar el pasado.* ¡SE QUE LO LOGRARE PORQUE YA NO ESTOY SOLO!!! 



Sábado, 18 de noviembre de 2006


¿Qué tipo de persona te atrae? ¿Cuáles son sus características: atributos físicos y rasgos psicológicos? 



Me atraen las mujeres y los hombres en diferentes grados y variables.


La atracción sexual hacia las muejeres la he experimentado desde la fase de transición erótica ocurrida al inicio de la pubertad,* mi interés por las mujeres se concentra principalmente en la parte emocional más que en el aspecto físico.*

Me llama la atención las mujeres inteligentes con cualidades y capacidades particulares y con iniciativa y facilidad para resolver problemas; me gustan las mujeres tiernas, maternales, religiosas, delicadas, virtuosas, con principios y muy responsables; busco en las mujeres esos rasgos de personalidad que yo no tengo, siento la necesidad de protegerlas pero soy incapaz de recibir con agrado sus muestras de afecto, he aprendido a conocer el mundo femenino porque he vivido rodeado de muchas mujeres, pero no me he sentido parte de ese mundo ya que toda mi vida lo he analizado desde mi visión masculina, lo femenino me causa un sentido de ambivalencia, por un lado me produce agrado y por el otro repulsión, en mí existe un resentimiento inconsciente que me hace tratar a las mujeres con desconfianza y prevención, y a esto se suma el hecho de que MIS NECESIDADES HOMOEMOCIONALES SON MÁS INTENSAS QUE LAS HETERO, y por ese motivo las chicas no logran abarcar impetuosamente mi interés.

MIS HERIDAS HETEROEMOCIONALES SON MÁS PROFUNDAS QUE LAS HOMO, tengo la tendencia a verlas en la figura de mi madre y de sentirme excesivamente responsable por su vida y sus problemas, y eso me incomoda mucho, por lo que prefiero mantenerme a distancia.*

Como el amor no se basa en lo físico, me llama más la atención la cuestión de los sentimientos, me gusta ser importante para las mujeres y que se desarrolle cierto tipo de dependencia, aunque cuido de no herirlas porque generalmente termino rechazando cualquier acercamiento más allá de lo habitual, el tiempo hace que la relación me parezca algo aburrida y pierdo todo interés; no logro vencer el temor a la intimidad con el sexo opuesto y eso se debe a todas las cosas negativas de mi niñez y adolescencia asociadas con la feminidad; no soporto que una mujer me toque, ni mucho menos que me acaricie. Mi baja autoestima y sentido de inadecuación personal hace que me sienta cobarde en el trato con las chicas.

En cuanto al aspecto físico, me atraen las mujeres rubias, morenas, latinas y las asiáticas, de lindo y delicado rostro, con busto y gluteos grandes, excelentes curvas y apacible sonrisa; las rubias me despiertan un mayor interés, una sensación de agrado muy fuerte; solo me atraen las mujeres mayores de 15 y menores de 50 años, me llaman más la atención las de mi edad, probablemente por la afinidad de pensamiento e intereses.

Algunas mujeres se han acercado a mí con intenciones de noviazgo, pero nunca lo he permitido, siempre las despacho con muchas excusas y con bastante amabilidad. Cuando me he concentrado en asuntos homosexuales las mujeres me han sido indiferentes, pero en momentos de sobriedad y de paz, como mi vida de seminarista, las mujeres han despertado mi interés erótico.

Nunca he hecho el esfuerzo de buscar una compañera, conscientemente lo he querido así, cuando me decidí por el celibato y la virginidad hice el propósito de no fijarme en las chicas, de no tener novia ni de frecuentar un trato muy confianzudo con ellas, conscientemente quise ser asexual, eso fue a los 11 años, y esta idea se reforzó inconscientemente cuando a mis 15 años se reabrieron mis heridas heteroemocionales; intenté infantilmente erradicar mi instinto sexual, pero la naturaleza dada por Dios es algo que uno no puede anular.

Se que tengo que aprender a tratar a las chicas con normalidad y disfrutar de su compañía porque son mi complemento natural y parte de la vida de todo hombre, pero no me preocuparé por acceder a un noviazgo aunque ya estén sanadas mis heridas heteroemocionales porque no pienso casarme ni tener familia, quiero ser sacerdote y deseo llevar una vida consagrada a Dios en perfecta castidad, o tal vez me mantendré soltero trabajando por causas humanitarias y de total entrega a los demás, aunque todavía estoy muy joven para ser tan inflexible en cuánto a futuras acciones en ese sentido, voy a estar abierto a los cambios y las experiencias sanas y constructivas.

No me detengo a mirar los cuerpos de las mujeres, ni presto mayor atención a las fantasías heterosexuales, y cuando miro de pies a cabeza a una mujer atractiva no lo hago con la morbosidad con la que observo las características llamativas de los cuerpos de los hombres, tengo una fuerte inclinación a mirar los cuerpos femeninos con sentido de pureza y respeto, tampoco intento autoconvencerme de sentir atracción por las chicas, ya que el sentimiento lo experimento de forma natural, involuntariamente, y tampoco quiero obsesionarme sexualmente con una mujer, solo deseo vencer ese miedo que no me deja sentir la proximidad femenina con agrado.

La atracción que experimento hacia los otros hombres es mucho más compleja porque representa dinámicas emocionales más profundas.* Mi interés por los hombres es meramente físico, no erotizo ningún rasgo psicológico masculino significativo porque me siento bastante seguro de mi mismo en ese aspecto.

En cuanto a la psicología masculina, me gusta tener amistad con todo tipo de hombres sin importar la edad, la ideología, el origen, etc., me asocio con otros de mi género con quienes comparto intereses, tareas, actividades de grupo, aficiones, etc., siempre estoy abierto a las culturas y a los estilos de pensamiento inteligente; en ese sentido psicológico no tengo ningún tipo de preferencia homosexual, no me siento inferior en nada relevante y busco vivir una amistad masculina normal, lo único que si erotizo es la facilidad que muchos hombres tienen de socializar con otros hombres y mujeres, también siento cierta envidia por aquellos que están rodeados de muchos amigos varones y son deportistas; nunca he envidiado a chicos populares, ni mujeriegos, ni a los que tienen novia, ni a los que se jactan de su virilidad porque me siento bien al respecto.

La característica que ocupa toda mi atención en la atracción homosexual es la edad, puesto que solo me atraen hombres adolescentes, chicos de 12 a 18 años, con especial preferencia por los quinceañeros y los de 14; no experimento ningún sentimiento homoerótico hacia hombres de mi edad, ni mayores ni hacia niños. Este fenómeno y tipo de problema homosexual se conoce como EFEBOFILIA.


Tengo especial preferencia por los muchachos caucasianos germánicos y latinos/hispanos, me gustan las facciones delicadas y muy finas, como el cabello rubio, los ojos claros y la piel tersa, también me causa gran interés una buena talla de estatura, una distribución tonificada de la masa muscular y las cualidades atléticas anatómicas.

Me atraen chicos adolescestes musculosos, como también delgados, gorditos, altos, bajitos... no he tenido excesiva preferencia en darle valor absoluto a atributos en términos de perfección hasta el momento, pues me limito solo a la edad y que tengan una apariencia aceptable, lo importante en cuanto a mis "gustos" es que sean adolescentes y si son muy atractivos, pues mucho mejor, pues uno siempre va a sentir mayor atracción hacia quienes físicamente poseen características mejores o tienen mayores atributos que los propios, generalmente uno concibe las cosas así, pero la verdad en ello es que no somos capaces de percibir nuestra verdadera belleza ni entender el sentido de ésta .

Me atraen los chicos varoniles al igual que los afeminados que son bien parecidos, lo mismo que los velludos como los muy lampiños. Cuando observo a un muchacho adolescente me fijo en la cara, el cabello, los ojos y detallo rápidamenete toda la estructura del cuerpo, y luego automáticamente me concentro en el aspecto y tamaño de los genitales.

Cuando miro a un muchacho lo hago con bastante disimulo y este hábito de mirar solo tiene eficacia CUANDO ME SIENTO MAL POR ALGO O ESTOY EXCESIVAMENTE TENSIONADO, antes era un desquiciado analista de cuerpos masculinos adolescentes, pero ahora no tanto, pues estoy aprendiendo a mirar con pureza y realismo, y como estoy DEJANDO DE SENTIRME TAN INFERIOR, ese deseo irresistible se ha menguado, también se que solo desaparerá la atracción homoerótica hasta que las necesidades homoemocionales estén cumplidas y haya experimentado una plena identificación de género y me haya reencontrado con mi cuerpo.




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