Las tentaciones




Este es un escrito muy interesante que refleja una actitud bastante conveniente ante las tentaciones.. al leerla me ha recordado el cariño que siempre le tuve a la religión, en especial el culto a la Virgen María, pienso que la figura materna es algo muy noble y que evoca protección.  

La segunda parte habla de la importancia del afecto en mi vida, tal y como solía percibirlo en esos tiempos, percepción que en la actualidad no ha variado mucho.




Domingo, 27 de enero de 2008




La semana pasada estuvo marcada por las tentaciones y los deslices, sostuve una batalla muy fuerte contra los deseos de la carne, y no salí ileso.


En días anteriores me agobiaron pensamientos muy intensos relacionados con sucesos de la vida que exigen mucho compromiso, responsabilidad y sagacidad de mi parte; acontecimientos que tienden a definir el rumbo de mi futuro y el de mi familia. Situaciones que me preocupan mucho y que no supe abordar con astucia ni aplicarles una fuerte dosis de humor.


Me sentí bajo presión y se me olvidaron las soluciones inteligentes, fui presa de inestabilidad emocional y se nubló mi mente. Cuando uno se halla bajo presión es muy común buscar la salida más fácil ante los problemas atendiendo a "la ley del menor esfuerzo", evitando de esta manera la percepción objetiva de la realidad y de la alternativa de solución radical, se actúa en función del pasado, se está presto a revivir los viejos hábitos neuróticos. 

En el momento de las tentaciones suele resultar más fácil ceder que resistir, en cierta forma la tentación es como la oportunidad perfecta para olvidar por un momento los problemas y dejar de sentir el malestar emocional que procede de ellos, y cuando uno piensa es las soluciones inteligentes y radicales suele caer en desánimo pues las ve como opciones lejanas o de alta complejidad, pero las respuestas correctas solo están condicionadas por la voluntad, y aunque se inclinen hacia el terreno de lo exigente, son lo único que verdaderamente conduce hacia la libertad y la felicidad. 

He comprobado que la principal debilidad de toda persona ante este tipo de eventos es la ausencia de un sistema de apoyo sólido y permanente.


En medio del estrés y del aburrimiento de cierto día, y deseoso de hablar con alguien joven, abrí mis viejas cuentas de correo usadas en otra época para contactar gente de mi ciudad, imaginaba que seguían funcionando pese al abandono, y así fue, lo que no esperaba era la total ausencia de chateadores..., ante esa situación decidí curiosear en las viejas salas de chat que fueron durante largos meses mi centro de operación. Encontré gente que me despertó la añoranzas lujuriosas y otros que reivindicaron mi decisión de curación.


Me presté a juegos de cibersexo, actué como el romántico galán gay, concreté citas y tomé nota de número de teléfono. Me sentí confundido e invadido por la fuerza de los deseos, tanto en el plano sexual como en el emocional. Pasé un par de días en medio de la indecisión, luchando con el gran dilema y esgrimiendo argumentos tanto en pro como en contra. Me movían deseos de experimentación, pero me detenía la fuerza de la lógica y la cuestión de la salud física y mental. 

En todo momento mantuve la certeza de que caer en tales cosas solo amplificaría mis problemas, no estaba dispuesto a retroceder, pero ingenuamente creía que podría tomar aquellas aventuras como simples encuentros inocentes, leves escapadillas que no afectarían la consistencia de mis propósitos, pero de nada servía hacerme el de la vista gorda, pues en el fondo estaba seguro de que aquellos malas decisiones traerían terribles consecuencias a mi vida y una muy alta dosis de depresión.


En medio de estas divagaciones me acordé de ella, levanté los ojos hacia el cielo y le hablé a la Santísima VIrgen María pidiéndole que me librara de esa tentación tan fuerte y que me ayudara a encontrar la solución definitiva a ese problema, la saludé con un avemaría y le encomendé a esos chicos con los que me había contactado.


No recuperé la razón en el momento, fue hasta que me harté de mirar pornografía en la madrugada de hoy, como a las 5:00 am volvía a sentirme sobrio y con ganas de continuar batallando; caí tres veces en la masturbación a lo largo de esta semana.



Esta experiencia me enseñó que no debo ser confiado, no debo bajar la guardia, y es urgente que construya un consistente y dinámico grupo de apoyo para evitar episodios bochornosos de ese tipo. También ratificó la certeza de la poderosa intercesión de la madre de Dios y madre nuestra en los momentos más difíciles y angustiosos de la vida, y en especial en las ocasiones en que las tentaciones parecen superar nuestras fuerzas.


Algo que llamó mi atención fueron las sensaciones que experimenté ante las cuestiones gay: me sentí aburrido, indiferente, desanimado, desinteresado, desentusiasmado y fuera de contexto al pensar en romances, aceptación en el grupo gay/bisexual, actos homosexuales, adrenalina y clandestinidad. Me sentía muy feliz al rememorar los logros de la terapia, observar mi identidad heterosexual, mi proyecto de curación, mi familia y los amigos que me aman de verdad. 

La idea de tener contacto físico insano con otro hombre me estaba resultando molesta, se podría decir que si hubiese intentando un acercamiento homosexual, éste no habría resultado. Siento que ya no tengo ganas de perder el tiempo en fantasías o actos inútiles, pese a que siempre hay de por medio esa curiosidad malsana que denominan "morbo", y que sin lugar a dudas es una clara expresión de infantalismo crónico.




Se están acabando los treinta días que fijé para consolidar el grupo de apoyo y ampliar mi red de amigos en la ciudad, estos últimos acontecimientos me han retrasado; pero también debo admitir que esta tarea no es precisamente la más fácil del tratamiento, aunque he notado que en el fondo existe una gran resistencia inconsciente para llevarla a cabo, este aspecto conflictivo es lo que debo tratar en primer lugar. A causa de mis errores he vuelto a sentir el ímpetu de ciertos pensamientos obsesivos y a caer en viejas rumiaciones mentales y rituales de comprobación.


No volveré a ser la víctima, de ahora en adelante seré el amo. Los problemas son mis sirvientes, no permitiré que me quiten el gozo por la vida y me conviertan en un esclavo.



A causa de mis nuevas ocupaciones y poca disponibilidad de tiempo ya no podré participar en la página como antes, pero me voy a mantener firme en el ritmo de trabajo de las fichas, y respecto a los demás pilares de la terapia - EPC, pues los iré acomodando en conformidad con el tiempo, los recursos y las novedades de mi vida. 


Espero publicar la ficha que tengo pendiente en el transcurso de esta semana.




¿Reconoces en ti la necesidad de ser querido y aceptado?


Sí. Pienso que todos los seres humanos necesitamos mantener completo nuestro cupo de amor para funcionar bien y sentirnos felices. Me gusta que las personas me expresen su afecto sincero a través de palabras o actitudes, también me gusta ser correspondido en mis buenos deseos, ser tenido en cuenta y valorado por ser quien soy. Para mí es muy importante sentir el cariño de hombres y mujeres en la figura de amigos(as).

La necesidad de aceptación es algo que ha marcado mi vida, representa la búsqueda emocional más relevante en mis procesos de socialización. Desde los tempranos años de mi juventud he deseado pertenecer a un grupo de amigos verdaderos, he querido conocer el significado de una auténtica cofradía, la unión, la lealtad de equipo y el apoyo de género.

Un grupo de amigos es lo que necesito para sentirme tratado como un chico normal, alguien importante, un miembro valioso y un igual. La amistad de grupo habría ayudado a prevenir los traumas de mi adolescencia y, ahora en el presente, es el único medio para liberarme por completo de ese sufrimiento del pasado.

¡Cuán necesaria es la amistad de grupo en la adolescencia para la afirmación de la masculinidad!

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