Las caídas
Miércoles, 05 de
marzo de 2008
En estos días he estado reflexionando sobre algunos sucesos relacionados con la AMS, específicamente con el tema de las caídas en esos viejos hábitos infantiles.
Suelo trabajar frente al PC por muchas horas algunos días de la semana, también dedico parte del tiempo a buscar información y bajar datos, y en medio de esas actividades he accedido un par de veces a descargar videos pornográficos.
Lo que me ha motivado a hacerlo ha sido la tensión que han generado varios problemas no resueltos, cierta autodecepción, y un deseo de evadir la realidad; también ha sido producto de la curiosidad malsana y morbosa, pues encontré en cierto lugar muchos videos que en mi época de adicción y coleccionismo nunca llegué a observar, ésta última ha sido fundamentalmente la mayor atadura. Cada película que he visto la he desechado, le pierdo todo interés a una segunda proyección del mismo video, tampoco siento mayor excitación al mirarlas, lo hago simplemente como siguiendo un viejo patrón mental y como respuesta a la invitación de ese cosquilleo que se siente en el cuerpo como consecuencia de la producción de péptidos.
El mes pasado caí tres veces en ese tipo de conducta, aunque fue algo a lo que no quise darle mucha importancia, pues me siento libre de adicciones sexuales, esas caídas han sido más que todo el producto del aislamiento al que me he sometido en los últimos meses para tratar el TOC y adquirir el conocimiento que necesito para triunfar en todos los campos de mi vida.
Las pocas veces que he tratado de llenar los vacíos emocionales con esas fantasías me he sentido como un idiota, pero he sabido aceptar que las conductas pueriles no se superan de la noche a la mañana y que aún me falta mucho para conseguir la sanación plena.
El pensamiento que me motiva a acceder a tales cosas es el siguiente: "Turner, hoy podrías encontrar un nuevo video que nos has visto antes, tal vez encuentres en él escenas más excitantes que las que viste en los otros, o en el pasado"; y entonces vacilo por varios minutos, y termino aceptando con la excusa de que no pasará nada grave en mi proceso de superación personal por simplemente concederme un pequeño "gusto", me convence la idea de que debo ser el dueño de mis decisiones, de que no debo cohibirme en lo que quiero, pues soy el amo de mi vida y mi libertad; y como he permanecido esclavo de reglas rígidas y principios morales por largos años, pues no me caería mal rechazar cuando se me antoje todas esas prohibiciones, y de esa forma sentir que puedo ser el auténtico propietario de mi vida, y no el payaso que vive preso de sus miedos temiendo represalias o los peores castigos venidos de quién sabe dónde, y en función de complacer las expectativas de los otros. De cierta forma, yo rechazo inconscientemente la imagen que proyecto de chico "perfecto", sano, responsable, cumplidor de su deber y altruista; siento que me gustaría ser rebelde, transgresor de las reglas, villano y déspota. A veces creo que estos comportamientos son formas de autoafirmación, pero no me convence de a mucho actuar negativamente y en sentido antisocial.
Algo que hace que no me guste la pornografía y la masturbación es mi deseo de ser plenamente maduro a nivel emocional, pues si accedo a esas autocomplacencias ocasionales estaré alimentando el infantilismo psíquico y llenando mi mente consciente y subconsciente de basura que sólo produce deterioro mental, pecado, degradación humana y participación directa en los proyectos del lobby gay en cuanto a brindarle apoyo a la lucrativa industria de la pornografía.
No siento que busque en la pornografía un mecanismo para compensar lo que queda de mis sentimientos de inferioridad relacionados con la masculinidad, sino más bien una forma de enajenación respecto a las frustraciones más íntimas de amistad con los varones soñados, y una manera de acceder a los territorios prohibidos que he vetado para el óptimo avance en el proceso de cambio, creo que éstas conductas han sido principalmente un atentado a mi poco querido sentido moral sobreelevado que me llevó hacia el desarrollo del TOC.
El otro aspecto en el que me sentí vulnerable en estos días fue la homoerotización, me sentí débil ante la presencia de algunas adolescentes y caí en la lujuria mental al observarlos con deseo homosexual, aunque fui tentado por algunas factores como las bromas sexuales entre ellos y cierta forma de vestir que suele activar mis viejos patrones mentales de respuesta infantil.
En esta época el deseo sexual es muy efímero pues combato la queja que surge de la comparación y me concientizo de mi gran valor como hombre y de la importancia de respetar mi heterosexualidad, sé que de nada sirve vivir de ensoñaciones, la realidad debe ser respetada y los conflictos resueltos.
No todos los chicos me despiertan esos deseos, y tan sólo son particularmente intensos e irresistibles en los momentos en los que me encuentro muy estresado. Es verdad que mi AMS ya no se manifiesta tanto como deseo homosexual que conduce a la excitación; mi AMS es un deseo de cercanía, amistad, atención y pertenencia que se proyecta sobre ciertos varones que no he podido desmitificar. He logrado mucho y seguiré cosechando más victorias que derrotas.
Últimamente he estado aprendiendo sobre la terapia de aceptación y compromiso, y también sobre un uso menos metódico del proceso del enfoque corporal. He observado que la base de motivación para un cambio reside en la autoaceptación. Quiero resaltar algunas ideas que considero muy interesantes del siguiente artículo que leí hace poco:
Aprender a aceptarse
En estos días he estado reflexionando sobre algunos sucesos relacionados con la AMS, específicamente con el tema de las caídas en esos viejos hábitos infantiles.
Suelo trabajar frente al PC por muchas horas algunos días de la semana, también dedico parte del tiempo a buscar información y bajar datos, y en medio de esas actividades he accedido un par de veces a descargar videos pornográficos.
Lo que me ha motivado a hacerlo ha sido la tensión que han generado varios problemas no resueltos, cierta autodecepción, y un deseo de evadir la realidad; también ha sido producto de la curiosidad malsana y morbosa, pues encontré en cierto lugar muchos videos que en mi época de adicción y coleccionismo nunca llegué a observar, ésta última ha sido fundamentalmente la mayor atadura. Cada película que he visto la he desechado, le pierdo todo interés a una segunda proyección del mismo video, tampoco siento mayor excitación al mirarlas, lo hago simplemente como siguiendo un viejo patrón mental y como respuesta a la invitación de ese cosquilleo que se siente en el cuerpo como consecuencia de la producción de péptidos.
El mes pasado caí tres veces en ese tipo de conducta, aunque fue algo a lo que no quise darle mucha importancia, pues me siento libre de adicciones sexuales, esas caídas han sido más que todo el producto del aislamiento al que me he sometido en los últimos meses para tratar el TOC y adquirir el conocimiento que necesito para triunfar en todos los campos de mi vida.
Las pocas veces que he tratado de llenar los vacíos emocionales con esas fantasías me he sentido como un idiota, pero he sabido aceptar que las conductas pueriles no se superan de la noche a la mañana y que aún me falta mucho para conseguir la sanación plena.
El pensamiento que me motiva a acceder a tales cosas es el siguiente: "Turner, hoy podrías encontrar un nuevo video que nos has visto antes, tal vez encuentres en él escenas más excitantes que las que viste en los otros, o en el pasado"; y entonces vacilo por varios minutos, y termino aceptando con la excusa de que no pasará nada grave en mi proceso de superación personal por simplemente concederme un pequeño "gusto", me convence la idea de que debo ser el dueño de mis decisiones, de que no debo cohibirme en lo que quiero, pues soy el amo de mi vida y mi libertad; y como he permanecido esclavo de reglas rígidas y principios morales por largos años, pues no me caería mal rechazar cuando se me antoje todas esas prohibiciones, y de esa forma sentir que puedo ser el auténtico propietario de mi vida, y no el payaso que vive preso de sus miedos temiendo represalias o los peores castigos venidos de quién sabe dónde, y en función de complacer las expectativas de los otros. De cierta forma, yo rechazo inconscientemente la imagen que proyecto de chico "perfecto", sano, responsable, cumplidor de su deber y altruista; siento que me gustaría ser rebelde, transgresor de las reglas, villano y déspota. A veces creo que estos comportamientos son formas de autoafirmación, pero no me convence de a mucho actuar negativamente y en sentido antisocial.
Algo que hace que no me guste la pornografía y la masturbación es mi deseo de ser plenamente maduro a nivel emocional, pues si accedo a esas autocomplacencias ocasionales estaré alimentando el infantilismo psíquico y llenando mi mente consciente y subconsciente de basura que sólo produce deterioro mental, pecado, degradación humana y participación directa en los proyectos del lobby gay en cuanto a brindarle apoyo a la lucrativa industria de la pornografía.
No siento que busque en la pornografía un mecanismo para compensar lo que queda de mis sentimientos de inferioridad relacionados con la masculinidad, sino más bien una forma de enajenación respecto a las frustraciones más íntimas de amistad con los varones soñados, y una manera de acceder a los territorios prohibidos que he vetado para el óptimo avance en el proceso de cambio, creo que éstas conductas han sido principalmente un atentado a mi poco querido sentido moral sobreelevado que me llevó hacia el desarrollo del TOC.
El otro aspecto en el que me sentí vulnerable en estos días fue la homoerotización, me sentí débil ante la presencia de algunas adolescentes y caí en la lujuria mental al observarlos con deseo homosexual, aunque fui tentado por algunas factores como las bromas sexuales entre ellos y cierta forma de vestir que suele activar mis viejos patrones mentales de respuesta infantil.
En esta época el deseo sexual es muy efímero pues combato la queja que surge de la comparación y me concientizo de mi gran valor como hombre y de la importancia de respetar mi heterosexualidad, sé que de nada sirve vivir de ensoñaciones, la realidad debe ser respetada y los conflictos resueltos.
No todos los chicos me despiertan esos deseos, y tan sólo son particularmente intensos e irresistibles en los momentos en los que me encuentro muy estresado. Es verdad que mi AMS ya no se manifiesta tanto como deseo homosexual que conduce a la excitación; mi AMS es un deseo de cercanía, amistad, atención y pertenencia que se proyecta sobre ciertos varones que no he podido desmitificar. He logrado mucho y seguiré cosechando más victorias que derrotas.
Últimamente he estado aprendiendo sobre la terapia de aceptación y compromiso, y también sobre un uso menos metódico del proceso del enfoque corporal. He observado que la base de motivación para un cambio reside en la autoaceptación. Quiero resaltar algunas ideas que considero muy interesantes del siguiente artículo que leí hace poco:
Aprender a aceptarse
- Aceptarnos a nosotros mismos no significa
carecer del afán de cambiar, mejorar o evolucionar. Lo cierto es que la
autoaceptación es la condición previa del cambio. Si aceptamos lo que
sentimos y lo que somos, en cualquier momento de nuestra existencia,
podemos permitirnos ser plenamente conscientes de la naturaleza de
nuestras elecciones y acciones, y nuestro desarrollo no se bloquea.
- "Aceptar" no significa
necesariamente "gustar"; "aceptar" no significa que no
podamos imaginar o desear cambios o mejoras. Significa experimentar, sin
negación ni rechazo, que un hecho es un hecho; en este caso, significa
aceptar que la cara y el cuerpo que ve en el espejo son su cara y su
cuerpo, y que son como son. Si insiste, si se rinde a la realidad, si se
rinde al conocimiento (que es lo que es, en definitiva, significa
"aceptar"), advertirá que ha comenzado a relajarse un poco, y
tal vez se sienta más cómodo/a con usted misma/o, y más real.
- Aunque no le guste o no le cause placer todo
lo que vea cuando se mira al espejo, aun podrá decir: "Ese soy yo, en este momento. Y no
lo niego. Lo acepto". Eso es respeto por la realidad.
- No nos sentimos inclinados a cambiar aquellas
cosas cuya realidad negamos.
- Nuestra autoestima no depende de nuestro
atractivo físico, como imaginan algunos con ingenuidad. Pero nuestra
voluntad o falta de voluntad para vernos y aceptarnos sí tiene
consecuencias en nuestra autoestima.
- Siempre somos más fuertes cuando no tratamos
de combatir la realidad. No podemos hacer desaparecer nuestro miedo
gritándole, o gritándonos a nosotros mismos, o haciéndonos objeto de
reproches. Si en cambio podemos abrirnos a lo que experimentamos,
permanecer conscientes y recordar que somos más grandes que cualquier
emoción aislada, al menos empezaremos a trascender los sentimientos
indeseables, y a menudo podremos eliminarlos, puesto que la aceptación
plena y sincera tiende, con el tiempo, a hacer desaparecer los
sentimientos negativos o indeseables como el dolor, la ira, la envidia o
el miedo.
- Cuando se aprende a aceptar el miedo, se deja
de considerarlo como una catástrofe. Y entonces deja de ser nuestro amo.
Uno ya no se siente torturado por fantasías que pueden guardar poca o
ninguna relación con la realidad; es libre de ver a la gente y a las
situaciones tal como son; se siente más eficaz; tiene más control sobre su
vida. La autoconfianza y el autorrespeto aumentan.
He tenido poco tiempo
para trabajar la PNL, pero estoy tomándome muy en serio todo lo que he
aprendido sobre terapia cognitiva para curarme totalmente del TOC en este mes.
Subiré la próxima ficha el fin de semana.
Subiré la próxima ficha el fin de semana.
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